proyector TV

En los últimos años las pantallas se han hecho más y más grandes. Queremos tener en casa televisores de cada vez mayor tamaño y resolución para ver la teles y las pelis a lo grande, con una gran calidad de imagen. La inmensa mayorí­a de las televisores que se venden hoy en dí­a tienen resolución Full HD, y los tamaños más habituales ya se sitúan por encima de las 40 pulgadas.

Pero algunos también quieren sentirse como en una sala de cine cuando ven una pelí­cula. Y esto ya es otra historia. Hace unos meses conocimos un par de estudios que hablaban del tamaño de imagen que necesitábamos para sentir en casa una auténtica sensación de cine. Las conclusiones eran que la mayor parte de los salones necesitan una tele enorme, de entre 70 y 90 pulgadas, para recrear esta sensación. Y ese tamaño de pantalla no es de momento, ni de lejos, el habitual.

Es aquí­ cuando aparecen los proyectores. Poco a poco se están ganando un hueco en el mercado doméstico y muchos lo defienden como la única posibilidad real de tener una sala de cine en casa. En muchos casos son baratos y pueden hacer que una pared blanca o una simple tela se convierta en una pantalla enorme.

¿Pero realmente merece la pena tener un proyector en lugar de una televisión grande? A continuación comparamos punto por punto el rendimiento de uno frente a otro.

Televisión de 90 pulgadas

Imagen

El primer punto a tener en cuenta para medir la calidad de imagen es la resolución. Si queremos una calidad en condiciones y acorde a los contenidos de hoy en dí­a, tenemos que apostar de inmediato por una resolución Full HD (1.920 x 1.080 pí­xeles).

A dí­a de hoy ya es muy complicado encontrar un televisor en el mercado con una calidad inferior al Full HD, sin embargo, si que nos encontramos con algún proyector de las gamas económicas que tienen 800 x 600 como resolución nativa. Este es el primer valor que debemos comprobar, y es que la diferencia se nota, y es una pena perdernos buena parte del contenido porque el proyector no lo soporta. No obstante, en la mayor parte de las gamas medias y superiores de proyectores ya nos encontramos con el Full HD sin problema.

En cuanto al contraste, la balanza se decanta claramente por el lado de las teles. Es muy difí­cil que un proyector obtenga un valor similar al de una pantalla de gama media. Y es que todo el chorro de luz viene de un punto que dista varios metros de la pantalla final, con lo que mucha luminosidad se queda por el camino.

Además, con proyectores de baja potencia, no nos quedará más remedio que echar las persianas de la habitación para tener una imagen decente proyectada. Esto es una desventaja cuando se trata del dí­a a dí­a del uso, como ver la televisión. Sin embargo, es apreciado por muchos usuarios de proyectores como una manera de crear el ambiente de cine en casa.

proyector

Otro aspecto fundamental es el tamaño de la imagen. En este asunto, los proyectores ganan por goleada. Al fin y al cabo, con un proyector barato, de 300 o 400 euros, podemos tener sin demasiados problemas 70 o 90 pulgadas de proyección. Para alcanzar este tamaño en una televisión tendremos que rascarnos el bolsillo hasta bien abajo, porque a partir de las 55 pulgadas, los precios de las teles se disparan.

Multimedia

Hay una diferencia fundamental entre una tele y un proyector, y es que la tele viene lista para sacar de la caja y verla, y un proyector hay que enchufarlo a algo. Puede parecer una obviedad, pero una tele es un emisor de contenidos en si misma, sólo hay que enchufar la antena. Sin embargo, un proyector por si sólo no sirve para nada. Es cierto que hay proyectores en el mercado que cuentan con una entrada de TV con su sintonizador de TDT y todo, pero no son ni mucho menos la norma.

Además, todas las teles vienen con altavoces, por lo que no hay que preocuparse en principio de contar con un dispositivo externo que se ocupe de esto. No obstante, casi todos los aficionados al cine en casa que tienen una tele grande también cuentan con algún sistema de altavoces externo, por lo que no hay demasiada diferencia en este punto.

Cuando se trata de reproducir desde un dispositivo externo, nos encontramos con la misma situación en ambos casos. Los puertos de entrada que suele incluir una tele o un proyector suelen ser los mismos: HDMI, VGA y puede que algún puerto USB. Si queremos usar la pantalla o proyector como una simple salida de ví­deo, no hay factores para decantarse por uno u otro.

Otro punto a tener en cuanta, a favor de las teles, es la pantalla de proyección. Y es que el proyector necesita una superficie plana en la que mostrar sus encantos. A no ser que contemos con una gran pared en el sitio adecuado, pintada de blanco y completamente lisa, nos veremos obligados a hacernos con una pantalla. Se pueden encontrar en el mercado desde unos 100 euros si nos decantamos por alguna de las más baratas. Si por el contrario queremos una pantalla enorme (de más de 80 pulgadas), y con algún tipo de sistema automático para subirla y bajarla, el precio se puede multiplicar.

TV

Precios

Al fin y al cabo, el precio es la clave de todo esto. Podemos encontrar proyectores desde 300 euros en las gamas más bajas, y con unos 500 ya podemos adquirir alguno de buena calidad. Sin embargo, si queremos proyecciones en 3D o una enorme potencia lumí­nica, el precio se elevará hasta los 1.000 o 2.000 euros.

Con 500 euros podemos optar por una buena televisión, de unas 40 pulgadas de diagonal. Con ella compramos sus altavoces y no tenemos ninguna necesidad de hacer más gastos adicionales, al contrario que el proyector, que nos exige una pantalla y un sistema de sonido externo.

Por tanto, ¿qué es lo más adecuado? Pues como siempre, esto es cuestión de gustos. Si contar con una pantalla enorme no es lo más importante, la decisión es clara: una tele. Las TVs pequeñas son baratas y ofrecen una gran calidad de imagen. Pero si lo que queremos es una pantalla enorme para sentir que estamos en el cine sin salir de casa, la respuesta es algo más complicada.

Montar un sistema de cine en casa con proyector, altavoces y pantalla de proyección puede salir por unos 700 euros. Por este precio obtendremos una sensación de asistir a una sala comercial en nuestro propio salón, con una pantalla que puede superar las 80 pulgadas sin demasiados problemas. El precio puede subir si queremos un proyector de prestaciones espectaculares o un sistema de sonido envolvente que haga temblar el edificio, pero el caso es que por este dinero tenemos cubierto el paquete básico.

Sin embargo, por 700 euros como mucho podemos llegar hasta una tele de 46 pulgadas. Y la diferencia se nota, y es que una tele de 80 pulgadas tiene en realidad cuatro veces más superficie que una de 40. Son las particularidades de medir las pantallas en diagonal, que a veces las cifras engañan un poco.

Así­ que si queremos pantalla grande (o más bien enorme) por una cantidad razonable de dinero, el proyector es la opción más razonable. Sin embargo, debemos tener en cuenta las particularidades de este aparato, como que ver la TV normal tendrá algunas dificultades, o que habrá que bajar las persianas para que la imagen merezca la pena. No obstante, sigue siendo una alternativa por un precio razonable para disfrutar a los grande del buen cine.

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