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España está hundida en la crisis económica más profunda de su historia. ¿Y qué hacen los polí­ticos que supuestamente nos representan para echar una mano? Pues contribuir y seguir alimentando el gasto desproporcionado que en administraciones de todo el paí­s se ha llevado a cabo durante estos últimos años. Que si aeropuertos sin aviones, que si esculturas horrendas en rotondas de polí­gono, que si trajes, que si rescates, que si…

El caso es que a estas alturas, cuando los niveles de indignación ciudadana están por todo lo alto, el Senado (otro organismo estatal que deberí­a revisar su verdadero status quo) va y planta una licitación para renovar su página web que asciende a medio millón de euros. Sí­, señores, sí­. Vamos a escribirlo en cifras, por si no ha quedado lo suficientemente claro: 500.000 euros del ala que saldrán del bolsillo de los ciudadanos para subsanar el horror de página que el Senado mantiene en estos momentos y que luce tan antigua como la razón de ser de esta cámara histórica, anclada en un Estatuto Real de la reina Marí­a Cristina, allá por 1834. Ha llovido, sí­. Y mucho.

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Que la página web del Senado sea digna del museo de los horrores no es cuestión de espanto. No lo es, porque en estos momentos nuestro paí­s tiene otras prioridades, que explicar – de una manera más plástica – las funciones del Senado. Que las tiene, según los polí­ticos. La polémica licitación está completamente fuera de lo que actualmente rige la ley del mercado. Según se explica en la documentación oficial, la licitación está compuesta por los siguientes paquetes: en primer lugar se ha contratado los servicios por la creación de la página web a la compañí­a VASS Consultorí­a de Sistemas, S.L. por 274.350 euros. También se ha introducido un buscador que desarrollará la empresa GFi al precio de 115.404 euros. Pero esto no es todo. Y es que los niños también tienen derecho a conocer los intrí­ngulis del Senado a través de un microsite infantil que se ha presupuestado junto con la visita virtual. Así­, veremos desde nuestra casa los distinguidos pasillos y comodonas butacas por las que transitan nuestros senadores. Este tercer lote ha sido licitado a Ibermática por 47.937,50 euros.

A vuela pluma, sin tener conocimientos muy extensos sobre desarrollo web y sistemas, todo nos hace pensar que los precios son francamente desorbitados. Para cerciorarse del todo, el diario El Paí­s también ha consultado a algunos profesionales de organismos públicos y a estudios que trabajan en el sector. La respuesta ha sido clara: los importes son simplemente surrealistas para un trabajo relativamente sencillo como es el de confeccionar una página web y gestionar una base de datos como la que puede tener la web del Senado.

Mientras la mayorí­a de expertos consideran desproporcionado el gasto, los responsables de la empresa VASS se justifican. Según ellos, el gasto es totalmente lógico si se tiene en cuenta que la página web estaba totalmente pensada para un funcionario y no para un ciudadano. El tamaño del presupuesto tiene que ver, según su responsable, con la renovación total de contenidos, herramientas antiguas, indicando – para más inri – que se han reutilizado infraestructuras de la página web actual. Peor nos lo pone. ¿Cómo una página web puede costar la friolera de 274.350 euros habiendo aprovechado la arquitectura de algunas de sus funciones? ¿Por qué algunos expertos aseguran que serí­a perfectamente posible reducir el presupuesto hasta un 50%?

Al alimón de estas renovaciones, la firma también se dedicará a gestionar el perfil del Senado en Twitter, retransmitiendo sesiones en directo y ofreciendo las grabaciones a los ciudadanos que quieran descargarlas. Una de las novedades más suculentas, según estos responsables, será la de la publicación de los sueldos y la declaración de bienes de los senadores: un nuevo ejercicio de transparencia que compensará el misterio de esta licitación.

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