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Los smartphones actuales cada vez pueden realizar más funciones. Ya no sólo valen para hablar y para enviar mensajes cortos (SMS), sino que sirven para navegar por Internet, para gestionar el correo electrónico y para acceder a las redes sociales. El usuario puede instalar aplicaciones de todo tipo, igual que videojuegos. Además, son dispositivos que incorporan una cámara capaz de grabar ví­deo y tomar fotografí­as. A menudo integran un GPS para aplicaciones de navegación y de mapas. Tienen vocación de reproductores de música portátiles y también valen para ver ví­deos y pelí­culas. Se pueden conectar a Internet y otras redes a través de Wi-Fi o de la red de telefoní­a móvil. Incluso se comunican con accesorios como unos auriculares estéreo ví­a Bluetooth.

Todas estas funciones requieren consumir energí­a de la baterí­a. Aparte, las pantallas táctiles en color se han popularizado completamente en los teléfonos móviles inteligentes. Encima, por si fuera poco el gasto energético, las pantallas son cada vez más grandes y luminosas. Por todo ello, han pasado a la historia aquellos tiempos cuando recargar la baterí­a del móvil era una tarea que el usuario efectuaba cada varios dí­as. En la actualidad, la tónica general son los smartphones que deben recargarse todos dí­as. Incluso, si el uso ha sido intensivo, la carga no aguanta ni siquiera una jornada de trabajo.

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Un móvil sin baterí­a es un objeto inservible. Por eso, los usuarios tienen sus propios trucos de ahorro, que muchas veces hacen circular por Internet. Los propios fabricantes de terminales también dan recomendaciones en este sentido. Es el caso de Nokia, que acaba de publicar unos sencillos consejos de ahorro. Muchos usuarios se olvidan de cerrar las aplicaciones después de terminar la tarea. Precisamente, desactivar las aplicaciones cuando no se necesitan consigue aumentar la autonomí­a del smartphone. De hecho, según la compañí­a finlandesa, esa simple acción consume hasta un 30 por ciento menos de energí­a.

Es frecuente mantener el navegador del smartphone permanente conectado a Internet, sobre todo cuando el móvil se comunica a través de Wi-Fi o cuando el usuario ha contratado una tarifas plana o semiplana de banda ancha móvil. Las páginas se están actualizando continuamente, sobre todo por la publicidad. Eso merma la autonomí­a. Reducir el intervalo de actualización del navegador ahorra hasta un 30 por ciento menos de baterí­a. Si además, el usuario disminuye el plazo de actualización del correo electrónico, puede consumir otro 15 por ciento menos.

La pantalla de los smartphones es uno de los componentes de las terminales móviles actuales que más gasta. Basta con disminuir el brillo de la luz de fondo de la pantalla para ganar hasta un 15 por ciento de autonomí­a. Por otro lado, las capacidades de comunicación inalámbrica de los teléfonos móviles inteligentes igualmente pueden llegar a devorar la carga de baterí­a. Conviene apagar el Bluetooth cuando no está en uso, sobre todo por cuestiones de seguridad, pero además eso ayuda a ahorrar hasta un 10 por ciento de energí­a. Un ahorro equivalente supone tener apagada la conexión Wi-Fi cuando no se necesita.

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