El término “pirata” en el contexto de Internet casi siempre se refiere a los “malvados” internautas. No es así en esta ocasión. Las empresas que permiten que sus vídeos estén colgados en YouTube no lo hacen por amor al arte. A veces la razón es meramente publicitaria. En otros casos, obedece a un móvil económico, para recaudar dinero de la publicidad.
Google ofrece a los propietarios de derechos de autor un útil servicio de policía de contenidos llamado ContentID. Funciona así: El titular del vídeo sube una copia de las obras a YouTube identificándose como el propietario de los derechos de autor, y YouTube se encarga de rebuscar en su base de datos todos los vídeos y los audios que están conectados con dichas obras. Eso permite a ese titular cobrar los ingresos publicitarios derivados.
El problema de este sistema de Google es que facilita que las compañías multinacionales realicen falsas reclamaciones de propiedad intelectual sobre vídeos de dominio público existentes en YouTube. Así lo acaba de denunciar, Cory Doctorow, el escritor canadiense de ciencia ficción (“Tocando fondo”, “Pequeño hermano”). Este periodista y bloguero de BoingBoing explica las malas artes de las multinacionales de la industria del entretenimiento y de los medios de comunicación.
Doctorow comenta el caso de FedFlix, una organización sin ánimo de lucro que digitaliza y sube a Internet vídeos creados con financiación pública del Gobierno Estadounidense que, por ley, son de dominio público. FedFlix comparte muchos de esos vídeos de dominio público en YouTube para que los internautas puedan disfrutar de ellos gratis. Sin embargo, FedFlix se ha encontrado con que hay compañías que han usado el servicio ContentID pare reclamar vídeos que ella ha subido a YouTube. Esas denuncias pueden conllevar la suspensión y la eliminación de la cuenta en YouTube, o perder el derecho a marcar el vídeo como de dominio público o licenciarlo según Creative Commons.
En un extenso informe, FedFlix recoge más de trescientos vídeos de dominio público que diversas multinacionales se han apropiado en YouTube, para cobrar dinero de los anuncios. Entre ellas figurarían compañías como NBC Universal, CBS, Discovery Communications o al-Jazeera, según comenta Cory Doctorow. Hasta hay supuestos de discográficas que denuncian infracciones de derechos de autor en películas mudas.