Por el momento no podrá ser. Los de Netflix han decidido detener la expansión internacional. Planeaban el próximo año establecerse en Reino Unido, Irlanda, y posiblemente España, pero están empezando a tener problemas en el mercado americano, y esto les ha obligado a replantear su estrategia. La empresa no va mal. Sigue creciendo aunque menos de lo esperado. Han echado sus cuentas, y ha llegado a la conclusión de que si siguen abriendo sucursales fuera mi casa, corren el riesgo de que la empresa deje de ser rentable.
La expansión de esta empresa dedicada al alquiler de películas en streaming, pero también en soporte físico, ha sido meteórica. Tras una afianzarse en el mercado norteamericano, dieron el salto a Canadá, algunos países de Sudamérica, y del Caribe. Como quien dice, le dieron la mano a los vecinos. El primer semestre de este año fue bueno, pero el segundo no lo está siendo tanto. Es verdad que tienen más de 23 millones de usuarios tras empezar el año con sólo 15, pero también es cierto que van retrasados más de 1 millón con respecto a sus previsiones.
Además, para poder pagar los derechos a las empresas cinematográficas, costear nuevos mercados, y para mantener la rentabilidad de la empresa, se han visto obligados a duplicar el precio de sus tarifas. Esto es, en definitiva lo que ha hecho que casi 1 millón de clientes decidan cancelar su suscripción, y que los que se han quedado empiecen a sentir una cierta inquietud y enfado.
No es el único cambio que va sufrir la estrategia de la compañía. Pensaban separar el negocio en dos divisiones, por un lado el alquiler en línea, y por otro lado el alquiler de soportes físicos. El alquiler de los DVD y Blu-ray, que constituye el negocio inicial de la compañía, hubiera pasado una nueva empresa con el nombre de Qwikster. Han tenido que detener también esta operación.
