El 3D se anticipaba como la panacea contra la piratería, y como un importante revulsivo de cara a la caída en la afluencia en salas de cine. Pero parece que el formato tridimensional tampoco acaba de seducir al público. Al menos, así cabe pensarlo a tenor de los últimos datos de la taquilla americana, que tienen un reflejo más o menos similar en las pantallas del resto del mundo donde se proyecta en modo estereoscópico (entre entre ellas, las españolas).
La última entrega de Piratas del Caribe, primera de la saga en 3D, ha sido la que ha invitado a reflexionar entre los especialistas. La que se anticipaba como una de las perlas de la campaña preveraniega ha acabado por ser tan negra como la embarcación que daba título a la primera película de la serie. Y es que cuando las previsiones de Disney, distribuidora de la cinta, contemplaban que la recaudación de la versión 3D llegase a absorber un 60 por ciento de la taquilla en su primer fin de semana de exhibición, finalmente el balance se situó en el 47 por ciento. Este dato podría llevar a pensar que al público se le ha agotado el entusiasmo por el 3D en el cine.
A la espera deque aterricen en la cartelera española dos de los pelotazos palomiteros de la temporada, Kun-Fu Panda 2 (la cual también tuvo una acogida por debajo de lo esperado en su formato 3D en Estados Unidos) y Transformers 3, mucho tendrían que cambiar las cosas para que la línea cada vez más descendente emergiera su proyección.
A pesar de las expectativas creadas en torno a la última de Piratas del Caribe, la realidad es que la última gran cinta-espectáculo en tres dimensiones ha perdido muchos puntos en ingresos respecto a otras anteriores que brillaron con una mayor afluencia por parte de la platea, tales como Alicia en el País de las Maravillas o Furia de Titanes (por no hablar de Avatar).
No sólo el 3D recauda menos en comparación con estrenos anteriores. También caen las recaudaciones del global entre la cuota de esas producciones, es decir, en contraposición a las exhibiciones 2D. De hecho, Piratas del Caribe ha recibido la mayoría de sus ingresos a partir de las pantalla expuestas en formato tradicional (55,6 por ciento frente al 44,4%).
Puestos a buscar razones que motiven la caída, podrían aportarse al menos dos: por un lado, el precio de las entradas 3D es más alto; por otro, el formato de exhibición por el momento no es demasiado cómodo, no sólo por la necesidad de encasquetarse las para muchos molestas gafas de obturación pasiva, sino también por la pérdida de calidad en el visionado (las lentes polarizadas reducen hasta un 30 por ciento la percepción de luz).
No es que no llame la atención el ·D, sino que Piratas del Caribes ya muy mala.
Je je je, estaba cantado que la moda del 3D no iba a durar. La ocurrencia era una huida hacia adelante de los estudios más que una solución real a su disminución de beneficios.
Nos intentan vender las 3D como una novedad y no lo es, es un invento viejísimo (de pequeño vi una peli de 3D de aventuras con Paco Rabal y Ana Obregón). El cine sonoro y en color se impusieron a la primera pero el 3D ya lleva varios intentos sin resultados. Cada 20 años, desde los años 50 o así, lo intentan lanzar de nuevo y la gente lo encuentra divertido para una película pero después se cansa de gafas y colores mareantes que no sirven para contar mejor una historia, que es de lo que se trata.
Si la industria quiere que la gente vuelva al cine no van a tener más remedio que bajar el precio de las entradas (que casi todos somos más pobres que antes) y mejorar los guiones. Otra opción es que presione al resto de la oligarquía económica para que nos suban el sueldo a la chusma y así podamos ir al cine.