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Hecha la ley, hecha la trampa. Si hasta ahora los gobiernos de paí­ses como Suecia, Francia o Gran Bretaña se han dedicado a legislar la prohibición de las redes de intercambio P2P, los usuarios de este tipo de herramientas han buscado la manera de saltarse la ley a la torera. Lo han hecho con los programas VPN, lo que se conoce como redes privadas virtuales. Una solución tecnológica para evitar ser espiados por los gobiernos y autoridades pro derechos de autor.

Desde que entró en vigor en Suecia la ley que condena el P2P, más de medio millón de ciudadanos se han conectado a este tipo de redes a través de algún sistema VPN. El último estudio realizado por los sociólogos de la Universidad de Lund (Suecia) a 1.000 jóvenes entre 15 y 20 años, confirma que el 10% de ellos descarga archivos a través de una red privada virtual. Mientras que el 55% no dudarí­a en utilizarlo si el uso de las redes P2P se prohibiera definitivamente. El mismo estudio revela que entre un 7 y 9% de toda la población sueca (incluidos los mayores de 20 años) ya estarí­a empleando la tecnologí­a VPN.

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En Europa ya existen varias empresas dedicadas a las redes privadas virtuales. Por entre 5 y 30 euros al mes, Ipredator (Suecia), Ipodah (Francia) o Cryptocloud (Reino Unido) ocultan la dirección IP del usuario (aquella por la que puede ser localizado) y le asignan otra IP anónima. De esta manera, los archivos descargados no se vinculan al usuario en cuestión y su pista se pierde a las puertas de entrada del servicio VPN.

En España, el acceso a este tipo de redes todaví­a no es masivo, aunque ya existen algunas empresas que ofrecen el servicio de navegación anónima a través de Internet. La Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, una especie de cóctel que aglutina asociaciones como la SGAE, EGEDA o Promusicae, ya tiene estudiado un modelo que pasa por vetar el acceso a las páginas de descargas o a los programas de descargas P2P. En caso de que no funcione su brillante método, ya han alertado que pasarán a la acción tomando el modelo francés del clan Sarkozy, por citar un solo ejemplo de coartación de libertades. Mientras tanto, la tecnologí­a corre inteligentemente a la velocidad de la luz.

Fotos de: Jeff the Trojantilaneseven / Ví­a: Público

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