Stefan Savage es un profesor con mucho peligro. Este docente de la Universidad de California (San Diego), presentó recientemente un proyecto desarrollado junto con dos de sus alumnos, Benjamin Laxton y Kai Wang. Y lo cierto es que han creado algo que ya querría para sí más de un amante de lo ajeno: un programa capaz de generar el molde virtual de una llave a partir de una foto tomada a 60 metros de distancia.
No se asusten. La intención de estos científicos no es promover una nueva herramienta para duplicar llaves a diestro y siniestro, sino más bien al contrario. Según comentan en el informe del proyecto, bautizado como Sneakey, su filosofía consiste en demostrar lo relativamente fácil que sería que alguien con conocimientos básicos sobre óptica e informática crease una herramienta similar. Algo así como «más vale prevenir que curar».
Para ello, realizaron primero una prueba extrema. Eso sí, el programa ya conocía previamente la llave que iba a ser fotografiada, y sólo tenía que determinar si se trataba o no de la llave que ya había «memorizado». Por otra parte, la cámara usada para las fotos a 60 metros de distancia no era ningún modelo barato, no: una Canon de 10,1 megapíxeles equipada con una mira telescópica. Y sí, el programa analizó la foto de referencia y bingo: coincidencia.
Una vez obtenida la foto, sólo hay que indicarle al programa cuál es la parte superior de la llave, para que éste la reoriente de forma automática y genere el molde, que luego puede reproducirse fácilmente con un equipo especial. Muy bien. Estamos hablando de una foto a 60 metros de distancia, hecha con un equipo fotográfico cuyo coste total asciende a 2.000 dólares (unos 1.550 euros al cambio actual). ¿Y si probásemos más de cerca con la cámara de un móvil?
Según el estudio, James Bond no necesitaría un Sony Ericsson C902 para sacarle partido a este programa. Con la cámara de 2 megapíxeles de un móvil Motorola sería suficiente para obtener el molde de la llave a partir de una foto a corta distancia. Y eso ya es un asunto más preocupante. Como en el caso anterior, el programa ya conocía la llave previamente, y sólo tuvo que identificarla.
Este grupo de investigadores, básicamente, ha realizado el proyecto basándose en el viejo refrán de «el que avisa no es traidor». Tan sólo esperemos que no le revelen el código del programa, de momento secreto, a la primera persona que se lo pida. Si no, uno ya no podría estar tranquilo ni sacándose las llaves del bolsillo para abrir la puerta de casa. En cualquier caso, siempre estará la alternativa de los picaportes biométricos.
Informe del estudio en PDF: clic aquí para descargar
Vía: Gizmodo