– ¿Dónde están las llaves, Salinas?
– En mis huellas dactilares.
Si tuviésemos uno de estos picaportes biométricos, la respuesta más correcta sería que no tenemos llaves. En lugar de introducir y girar un arcaico trozo de metal, solo tendríamos que pasar nuestro dedo por un lector colocado en la parte superior del picaporte, en el que hayamos registrado previamente una de nuestras huellas dactilares.
Parecido al sistema de reconocimiento de iris para el móvil, pero admite hasta 120 usuarios (huellas), para esas casas en las que viven familias muy numerosas o personas con excesiva confianza en los demás. Ésta es una de las tres posibilidades que tenemos para desactivar el cierre de seguridad (se activa sólo al cerrar la puerta), ya que también podemos hacerlo introduciendo una clave numérica o mezclando ambos métodos.
En cualquier caso, una alternativa para personas descuidadas o con una tendencia obsesiva a perder las llaves. Está fabricada en acero inoxidable y soporta temperaturas de entre -13 y 185 grados centígrados. Eso sí, no está preparada contra lluvia o nieve, así que para exteriores se recomienda algún tipo de capa protectora. Su precio: 200 dólares (al cambio unos 127 euros). El problema es que la tienda sólo la distribuye a dos países de habla hispana: Méjico y Puerto Rico. Los demás tendremos que esperar un poco.
Vía: popgadget
pues me parece bien!!
solo comento por que México se escribe con X 🙂
saludos, blog genial!
y si, yo soy mexicano