Las chicas de las lí­neas eróticas de teléfono, según Philip Toledano

Son mentirosas, dulces y profesionales. Se dedican a crear mundos, a organizar fantasí­as, a hacer cojines de esperanza a hombres (y mujeres) solitarios (y solitarias).

Sin embargo, nadie sabe cómo es su rostro, ni la talla de su pecho ni tan siquiera el color de sus braguitas. Son las chicas que atienden las lí­neas eróticas, retratadas con mucho arte por el fotógrafo Philip Toledano. Una idea brillante llevada a cabo de forma magistral por este artista nacido en Londres que hoy vive en Nueva York.

Y es que estas profesionales trabajan en esto porque hay gente que cree en la literatura subida de tono y porque en definitiva, hay muchos más solitarios de los que podemos llegar a imaginar.

Es lo que tiene la voz. Que a veces no se parece en nada al fí­sico de las personas. ¿Quién no se habrá llevado un fiasco con la voz de pito del bellezón de turno?. Y es que las lí­neas eróticas conservan la trampa y el cartón que la tecnologí­a nos arrebata. Sin webcams una puede ser como le dé la real gana. Ir vestida con el mejor picardí­as de las rebajas o ser una rubiales de mucho cuidado. Basta con tener imaginación y mucha labia (que no es poco), para acertar con los gustos del cliente al otro lado del teléfono. Aun así­, a dí­a de hoy, ya existen trucos caseros de sobra para darlas con queso.

Nada es imposible. Ellas dicen que dan lo que les piden, porque no cuesta dinero ni consecuencias más allá del cable telefónico. Señores y señoras, asiduos a la lí­nea erótica: que la vida es un engaño, a estas alturas no es ninguna novedad. Ustedes lo saben mejor que nadie. Pero a veces basta con soñar y dejar que te sueñen, para colgar el teléfono con una sonrisa de placer. Aunque cueste un poco de dinerillo.

Fotos de: Philip Toledano / Ví­a: PlayBoy (edición impresa)