Todos los que usamos el transporte público lo hemos visto: vagones de metro repletos de personas en los que casi es imposible respirar, con más y más gente subiendo en cada parada y poniendo a prueba su capacidad (y la paciencia del resto de viajeros). Una solución a este problema podría estar en utilizar trenes como los diseñados por el creativo australiano Hamit Kanuni Kuralkan, en los que cada pasajero viaja en su cabina independiente sin que nada ni nadie les moleste.
Desde luego no es una alternativa apta para claustrofóbicos. Pero si se trata de trayectos cortos de escasa duración, no cabe duda de que las travesías urbanas resultarán mucho más agradables para la mayoría. Los usuarios ganan en privacidad, lo que les permite relajarse o leer tranquilamente durante el viaje. Sí es cierto que quienes vayan en pareja lo encontrarán un tanto inoportuno, aunque en ese caso pueden optar por viajar en la cabina trasera, con capacidad para cuatro ocupantes.
Los habitáculos son algo pequeños (no podríamos montarnos llevando la bicicleta, por ejemplo), aunque disponen de pantallas interactivas para entretenerse mientras dure el trayecto. Según su creador, el tren contaría con un sistema que asignaría a cada pasajero su cabina correspondiente. De esta forma se evitarían las batallas campales que a menudo se libran en las mañanas de días laborales por conseguir un asiento.
Pero el gran inconveniente de este medio es que, pese a su atractivo aspecto futurista, el espacio no está completamente optimizado. El máximo número de personas que puede transportar el tren es de 26, una cifra escasa para contentar a toda la gente que usa el transporte público a diario. El proyecto sí sería verdaderamente interesante si al menos se conseguiese aumentar su capacidad para albergar una cantidad de pasajeros similar a la de un vagón corriente.
Vía: DVICE
Desde luego que en caso de accidente el balance de victimas seria notablemente menor