Los ordenadores educativos y baratos fracasan en Rumaní­a 5
Darle un ordenador a un niño no implica que vaya a mejorar su rendimiento académico. Ésta es una de las conclusiones de una investigación sobre el efecto del programa Euro 200. Una iniciativa del gobierno de Rumaní­a para promocionar vales de descuento de 200 euros a familias de bajos ingresos y con niños estudiando en colegios públicos. Según el estudio, los niños que se beneficiaron del programa ven menos televisión que antes, pero sacan peores notas al convertirse el ordenador en una distracción más en casa.

Ofer Malamud y Cristian Pop-Eleces, autores del estudio y profesores de las Universidades de Chicago y Columbia, mantienen que la informática es un plus añadido para las perspectivas de futuro de cualquier persona. Pero no basta con ponerle un ordenador delante a niños y adolescentes de baja extracción social. Es más, puede ser hasta contraproducente, como queda patente al investigar el comportamiento de los niños rumanos que se beneficiaron del programa Euro 200 durante el año 2005.

El proyecto del gobierno rumano también incluí­a la difusión de programas educativos para las familias que consigueron el descuento. Esto consistí­a en lecciones sobre matemáticas, geografí­a, historia y otras materias que se facilitiban de forma gratuita a los padres de familia. Sin embargo, sólo el 30% de las familias beneficiadas llegó a instalar estos programas en el nuevo ordenador.


Los ordenadores educativos y baratos fracasan en Rumaní­a 5¿Y cuántos niños usaban estos programas educativos al menos una vez a la semana? Según el estudio, sólo el 20%. Aquí­ está el primer fallo del programa: la falta de compromiso por parte de los padres para vigilar el uso del ordenador. Otro pie por el que cojea el proyecto, según los autores del estudio, es que sólo el 6% de las familias acogidas al programa tienen acceso a Internet.

La única buena noticia es que los niños redujeron su consumo de televisión en 3,5 horas a la semana. Pero también disminuyó en algo más de 2 horas semanales el tiempo dedicado a estudiar y hacer los deberes. Si no usaban mucho los programas educativos ni navegaban por la Red en busca de conocimientos y estudiaban menos que antes, ¿qué hací­an los niños? El 70% de ellos, echar partidas de videojuegos varias veces a la semana.

Otros efectos de la llegada de los ordenadores a estos hogares rumanos fueron un descenso en las horas de lectura y de sueño de los niños. En cuanto al rendimiento académico, sus notas medias en el colegio y el instituto descendieron de media 0,37 puntos. Que no es mucho, pero la intención del programa era conseguir justo el efecto contrario. En conclusión, la iniciativa Euro 200 puede catalogarse como un auténtico fracaso.
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Es el eterno debate sobre informática y educación. El ordenador es invento con un enorme potencial, pero no significa nada por sí­ solo. A este respecto, es inevitable plantearse serias dudas ante iniciativas como la de Negroponte y su mal llamado ordenador de los cien dólares. El famoso gurú tecnológico piensa que el ordenador es una pieza fundamental para la prosperidad de los paí­ses del Tercer Mundo, y lo enmarca todo dentro de un gran proyecto educativo. ¿Pero ese proyecto implica concienciar a los padres de familia? ¿Implica aumentar el acceso a Internet en los paí­ses pobres? ¿Se va a vigilar el uso que hagan los niños de los susodichos ordenadores?

Esperemos que la idea de Negroponte no consista en vender los ordenadores a los gobiernos, cobrar lo pactado y si te he visto no me acuerdo. Y antes que todas estas preguntas, quizás tuviésemos que hacernos otras. ¿No habrí­a que contribuir primero a solucionar otros problemas de estos paí­ses? Hablamos de fenómenos como la mano de obra barata, el hambre, la corrupción de polí­ticos y dirigentes o la falta de infraestructuras.
Los ordenadores educativos y baratos fracasan en Rumaní­a 5
Son sólo algunos de los problemas de los que, para más inri, gran parte de la culpa recae sobre la propia actividad de empresas y gobiernos del «primer mundo», que encuentran en los paí­ses pobres un auténtico paraí­so para abaratar costes de producción, ignorar las leyes medioambientales y colocar tí­teres polí­ticos que controlen el territorio a su conveniencia.

En este contexto, ¿qué sentido tiene vender ordenadores para que, de paso, Negroponte y los suyos hagan un buen negocio? ¿Y quién nos garantiza que estos proyectos vayan a tener un resultado positivo? Es lo que tienen los gurús tecnológicos convertidos a empresarios.

Descarga estudio en PDF: The Efect of Computer Use on Child Outcomes

Ví­a: Slate

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