La CIA imita los inventos de espionaje del Superagente 86

Un antiguo agente de la CIA se ha lanzado a publicar un libro con aquellos artilugios para el espionaje que se han ido utilizando desde los años 40 hasta hoy. Se llama «Spycraft» y promete un repaso desde los inicios (¡y qué inicios!) del espionaje en la guerra frí­a hasta el temible monstruo de Al Qaeda. Y es que la cosa tiene su enjundia. El mismí­simo Robert Wallace, director de la Oficina Técnica de la CIA ha reconocido que en muchas ocasiones las ideas para estos inventos han llegado directamente de las historias de nuestro querido Superagente 86.

No era para menos. Cosas tan estrambóticas como «El cono del silencio«, han pasado a formar parte de los útiles de la CIA, así­ como también el cigarrillo-pistola, con un calibre del 22, o la libreta incendiaria (hecha de un material especial, pyrofilm) y creada especialmente para destruir papeles importantes en situaciones de riesgo. Estos son realmente ingeniosos, pero hay otros todaví­a más desafiantes, como colocar una antena de radio a un gato para que retransmita la conversación de dos sujetos. Y otro, que no ha dejado de sorprendernos aún más: a falta de confianza con las palomas, los agentes decidí­an dejar el mensaje secreto en el interior de una rata muerta para que ningún osado se atreviera a husmear por allí­.

Y esto es solo un aperitivo. Estamos seguros de que el libro contiene inventos como para ponernos los pelos de punta. Y es que el Superagente 68 no solo causó efectos colaterales a la CIA. Su influencia ha llegado a todas las compañí­as que se dedican a crear nuevos gadgets, a cuál más original. Esta hebilla para el cinturón con cámara incorporada también es útil para espiar, aunque no parezca muy discreta. ¿Y esta calculadora espí­a? Seguramente puede servir, para observar qué hace la secretaria/o de turno en horario de trabajo. En fin. Lo interesante será leerse el libro, para andar con más cuidado por este terrible mundo de cotillas. Mientras tanto, aquí­ os adelantamos algunas de las imágenes publicadas por la revista Wired.

Ví­a: Wired