Smoker Bell, una cabina para fumar en los bares 5
En los últimos tiempos lso gobiernos de los paí­ses «más desarrollados» han convertido al fumador en un apestado. Entre estos paí­ses se encuentra Francia. Posiblemente, por todo esto, la arquitecta francesa Florian Brillet ha creado esta cabina para fumadores llamada Smoker Bell.

El diseño está destinado a bares, restaurantes y todo tipo de establecimientos en los que no se permita fumar. Por desgracia, su instalación se realiza en exteriores. Es decir, que seguirás sin poder fumar dentro del local, como antes. Pero al menos disfrutarás de un entorno más acogedor cuando quieras echar un cigarro y tomar algo al mismo tiempo. Y de etsa forma, con esta cabina de apestado público en medio de la calle, ni siquiera habrá un intolerante que se quejará de que le molesta el humo.

Smoker Bell, una cabina para fumar en los bares 5

Mediante el brazo ajustable se puede regular la altura a la que queda esta especie de casco, para adaptarse a las necesidades de fumadores de todos los tamaños. Dispone de una bandeja integrada en su estructura en la que depositar la taza de café o la copa de coñac, y por supuesto el cenicero para no ensuciar nada.

La verdad es que al no resolver el problema de convivencia entre fumadores y no fumadores en interiores no parece que vaya a funcionar. Tampoco es que recluirlos en estas cabinas aisladas sea una gran solución, ya que además están limitadas a sólo dos personas. Puede que en algunos pubs del paí­s vecino resulte más útil, pero a nosotros nos parecen más efectivos inventos como el cenicero absorbe humo.

Smoker Bell, una cabina para fumar en los bares 5

Por otra parte, hace unos meses, un fumador me contó un cuento. La historia empezaba en la segunda mitad del siglo XX, cuando, los gobiernos de Europa y Estados Unidos promocionaron el tabaco como algo socialmente bueno y aceptado. En las pelí­culas los buenos fumaban y siempre se quedaban con la chica y mataban al malo. Mientras tanto, la industria del tabaco se dedicaba a introducir sustancias adictivas a sus cigarrillos. Algo que los gobiernos aceptaron sin rechistar.

¿El resultado? un montón de fumadores engañados en su adolescencia con la falsa promesa de convertirse en adultos por el mero hecho de fumar. Cuando las cifras de la seguridad social demostraron que los impuestos por la venta de tabaco recaudaban menos de lo que se gastaba curando el cáncer, los gobiernos decidieron dar un giro de 180 grados.

Smoker Bell, una cabina para fumar en los bares 5Para resolver el problema, lo más económico y sencillo era culpabilizar a los fumadores engañados y prohibir el tabaco en casi todas partes. Las campañas, en lugar de regular la venta de tabaco manipulado, irí­an encaminadas a criminalizar socialmente el fumador. El fumador pasó de ser un estafado por la sociedad a ser un delincuente drogadicto y, eso, si no tení­a que enfrentarse con el cáncer de pulmón.

La verdad es que esta historia es increí­ble y hay que tener mucha imaginación para inventarsela. Mi amigo me confesó que estaba pensando escribir una novela de ficción con el argumento. Aquí­, en el mundo real donde los gobiernos y la industria tabaquera sólo buscan nuestro bien, estamos seguros de que los fumadores abandonarán sus malos hábitos y se reinsertarán en la sociedad. Dejarán definitivamente de fumar y de ver pelí­culas de Bogart. Muchos de ellos se comprarán su propia cabina Smoker Bell.

Como es lógico, si no lo hacen así­, las personas «de bien» tendremos que dar un paso más y promover leyes para que se les encierren en guetos o en la cárcel. Cualquier cosa es poco para que dejen de contaminarnos con su vicio tóxico e imperdonable. Y es que, como todo el mundo sabe, el fumador es el único culpable de fumar.

Ví­a: Yanko Design

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