El portátil de Negroponte se queda sin amigos

Ni el Gobierno de Brasil ni Intel. Ninguno de los dos quiere el famoso ordenador portátil de los cien dólares, impulsado por el cientí­fico Nicholas Negroponte. Un proyecto del que se lleva hablando mucho tiempo y que en estos dí­as ha perdido dos apoyos importantes. El primer caso es consecuencia directa de que, en la práctica, este ordenador ya cuesta casi cuatro veces más que lo que prometí­a en un principio. El segundo abandono está directamente relacionado con el Classmate PC, un producto similar de la propia Intel.

Y es que llevamos ya años hablando de la iniciativa de «un ordenador portátil por niño», impulsada desde la ONG OLPC. Su intención: llevar a escuelas del Tercer Mundo los portátiles XO, fabricados especialmente para niños y de bajo coste. Pero mientras que el proyecto sigue sin arrancar del todo, lo único que avanza es el precio del portátil, que supera con creces los 100 dólares.

El Gobierno de Brasil tení­a pensado comprar 150.000 de estas máquinas. Pero ha dado marcha atrás después de conocer el último precio calculado para cada unidad: 360 dólares. Al cambio, los 70 euros iniciales se habí­an convertido en unos 250 euros. Desde OLPC afirman que, por un lado, es técnicamente imposible fabricar un ordenador de calidad con tan bajo coste, y por otra parte el precio final incluye también los costes de traslado.

Por su parte, Intel ha abandonado definitivamente el proyecto para centrarse en su Classmate PC, un portátil sobre el que podéis informaros más en Gadgetoblog. El caso es que Negroponte pedí­a a Intel que se olvidase de su «portátil barato» mientras trabajaba en desarrollar el XO. Pero, en lugar de eso, han dejado a OLPC en la estacada.

En definitiva, que lo de los 100 dólares se ha quedado sólo en el nombre. Y lejos de llegar a sus destinatarios, los XO siguen siendo un invento que sólo hemos podido ver de forma anecdótica en alguna feria de eléctronica. Mientras tanto, llegan al mercado modelos económicos como el Asus Eee PC y todos los fabricantes comienzan a pensar en máquinas pequeñas y de bajo coste. A Negroponte se le acaba el tiempo para sacarle partido a su proyecto.

Ví­a: AFP / elpaí­s