Carrocería hecha de oro y plata, estirada al estilo de los viejos coches de Fórmula 1 y compuesta por micropartículas de metal, que puedan controlarse a través de impulsos magnéticos para cambiar de color y fusionar el coche con cualquier masa metálica y ahorrar espacio a la hora de descansar en el garage. Este vehículo NO EXISTE, pero es el coche conceptual en el que piensa Mercedes-Benz para dentro de unas decadas.
Se llama SilverFlow y se dio a conocer en el Desafío de diseño Robocar 2057, dentro del Salón del Coche de Los íngeles que se celebró durante el pasado mes de Noviembre en dicha ciudad estadounidense. Un certamen lleno de diseños rarísimos, en los que la aerodinámica tiene mucho más peso que en los coches futuristas de Toyota, Suzuki, Volvo, Nissan y Honda que pudimos ver en el Tokyo Motor Show.
Algo así como aquel robot camaleónico T-1000 de la película Terminator 2, que pasaba de estado sólido a líquido para cambiar de forma y reparar sus daños, pero en coche. Eso sí, sólo tendría espacio para un ocupante: el conductor. ¿Será algún día posible construir un vehículo semejante?
Vía: motorpasion