Robots cirujanos, lo que nos faltaba 3
Si te producen canguelo los masajistas robóticos, no queremos ni imaginarnos cómo te pondrí­as si, al llegar a la mesa de operaciones, descubrieses que el cirujano que va a hacerte esa «sencilla intervención» no se llama Doctor Rodrí­guez, sino «Unidad 883XC de incisión anatómica», por inventarnos un nombre. Pero puedes respirar tranquilo. Los robots cirujanos sólo están pensados para militares y astronautas. De momento.

Y es que la firma SRI International está ocupada en varios proyectos que consisten precí­samente en eso: máquinas que pueden hacer operaciones quirúrgicas sin la presencia de una persona (excepto el paciente, claro está). Una variante de esto es la «telecirugí­a» donde el médico controla la maquinaria desde la distancia. Como en la mesa de operaciones Trauma Pod, pensada para intervenciones en conflictos bélicos. SRI quiere comenzar a probarla en personas en 2009.


Robots cirujanos, lo que nos faltaba 3
¿Pero qué pasa cuando la distancia es tan grande que entre que el médico da la orden y la máquina la ejecuta pasan varios minutos? Es lo que pasarí­a si una persona necesita ser intervenida en el espacio exterior. Por ello, SRI trabaja junto a la NASA en otra mesa quirúrgica, esta vez completamente autónoma, destinada a mantener sanos y salvos a futuros astronautas en expediciones al planeta Marte.

Suena todo muy bonito, pero… ¿son realmente fiables estos robots cirujanos? Según SRI, tanto como los humanos. Al menos esa fue la conclusión que sacaron después de montar en Septiembre una competición máquina-hombre a bordo del llamado «Cometa del Vómito». Es un avión de la NASA que realiza vuelos orbitales, para que los astronautas vayan experimentando eso de la «gravedad cero».

Durante este experimento, las incisiones y suturas realizadas por las máquinas quirúrgicas, controladas por control remoto, fueron completamente precisas. Excepto en el momento en el que se les desactivó un software de estabilización para compensar el desajuste gravitatorio. Vamos, que al igual que las personas, estos robots también tienen que tomarse una «pastillita para el mareo». Sólo esperemos que tengan más estabilidad que Asimo, el robot-andarí­n de Honda.

Ví­a: engadget

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