El 1 de Enero de 2009 el Boletín Oficial del Estado (BOE) sólo podrá consultarse a través de Internet. Una publicación que nació en el siglo XVII con el nombre La Gaceta, considerado el primer periódico español de información general, y que ha acabado convirtiéndose en el diario oficial del Estado. Después de años publicándose tanto en papel como en versión electrónica, la Imprenta Nacional se tomará un merecido descanso.
Los tiempos cambian y la tecnología avanza. La página web del BOE recibe actualmente 2,3 millones de visitas al día, 800.000 más que hace dos años. Esto nos dice que el BOE online está en auge. Mientras, la edición impresa anda de capa caída, sobre todo desde la crisis vivida a mediados de los 90, cuando la propia directora de la publicación, la difunta Carmen Salanueva, fue condenada a prisión por enriquecerse personalmente con el papel.
Se trata de una medida bastante lógica, ya que esta publicación oficial es usada, sobre todo, por periodistas y profesionales del mundo legal y jurídico, plenamente integrados en la era digital (bueno, unos más y otros menos). El papel comenzaba a convertirse casi en una obligación por cumplir la costumbre, la tradición. En algún momento tenía que desaparecer, y el Ministerio de la Presidencia, responsable de la publicación, le ha puesto fecha a su fin.
Resulta curioso que las administraciones públicas tomen una medida de estas características. Los visionarios llevan tiempo hablando de que, en el futuro, tendremos «oficinas sin papeles». Pero lo cierto es que cada vez imprimimos más, y de hecho la mayoría de los trámites públicos por Internet (matriculaciones, relleno de formularios, solicitudes…) al final siempre requieren imprimir una página, rellenarla a mano y llevarla personalmente a una ventanilla de la administración.
A ver si hay suerte y, con el presupuesto que se ahorre el Estado en imprimir el BOE, decide modernizar un poco las gestiones que tenemos que hacer con la Administración Pública. Pero por desgracia, nos tememos que al «vuelva usted mañana» de Larra le quedan más años de vida que al BOE impreso.
Vía: elpaís
