Consejos para fotografiar bodas (1ª parte)- Trucos de Fotografí­a

En cada boda hay como mí­nimo un fotógrafo contratado para retratar el evento. ¿Te has parado alguna vez a pensar cómo trabajan? No es algo tan sencillo como llegar, ver y vencer. Tienen que preparar su equipo, ponerse de acuerdo con la familia, desplazarse de un lado a otro… Y encima de todo no les dejan probar los langostinos del convite ni bailar con la novia.

Uno de estos «profesionales malditos de la BBC (Bodas Bautizos y Comuniones)» revela en su blog algunos de sus trucos de viejo zorro para sacar fotos en un matrimonio (o casamiento, o enlace, o «adiós-buena-vida», depende de nuestro vocabulario habitual). En dos entregas te ofrecemos una traducción libre de sus consejos. Por si te dedicas a esto o simplemente si quieres ponerlos en práctica como aficionado. En este último caso, sólo te pedimos una cosa: no le robes planos al profesional ni le hagas la competencia. El gremio (que por cierto es muy celoso de conservar sus territorios) te lo agradecerá.

Previsión y planificación

A pesar de lo que sucede en muchas pelí­culas románticas y series de ficción, la mayorí­a de las bodas se fijan con meses de antelación. Por eso, hay que planificar para ganar tiempo. Esto se traduce en reunirte antes de la boda con los novios y las familias, visitar los escenarios y prever qué equipo necesitarás.

1 – Reunión con la pareja

Hay que ponerse el chip de «yo soy un profesional contratado por unos clientes». Y como tal, tienes que hacer lo que te pidan. De la reunión con los novios debemos sacar un listado de las fotos que quieren. Siempre puede variar a lo largo de la ceremonia en función de las circunstancias, pero tenemos que marcarnos unos cupos de obligatorio cumplimiento. Puede que la novia esté empeñada en sacarse una foto con las damas de honor a la luz de las velas del altar, o que el novio no quiera de ninguna manera retratarse con su futura suegra. Todas estas cosas hay que saberlas con antelación.

Pero ojo, no eres un simple robot programado para retratar momentos inolvidables. La fotografí­a tiene mucho de arte, y algunos fotógrafos se consideran a sí­ mismos como auténticos creadores. Por eso, hay que aprovechar la cita con la pareja para enseñarle cuál es nuestro estilo. Podemos llevar un book con nuestros mejores trabajos y contarles algunos recursos que nos dieron buen resultado en ocasiones anteriores. Puede que, debido a esto, la lista inicial se complete con un tipo de foto a la que le tienes «pillado el tranquillo». Tómate la reunión como un asesoramiento mutuo. Negociación suena demasiado tenso, no pienses en esta palabra hasta que tengáis que hablar de precios y tarifas.

Esta reunión es también el momento ideal para curarnos en salud de cara a las fotos grupales. Cada familia es un mundo y cada persona un misterio. Hay que pedir a la pareja que designe a uno o varios familiares que nos ayuden a coordinar las fotos de grupo. Son las personas indicadas para elegir la disposición de las personas, saben qué familiares no pueden verse ni en pintura e incluso algunos conocen frases mágicas para hacer que los niños dejen de corretear por la iglesia o se saquen el dedo de la nariz. Estas personas serán tus aliados, con la ventaja de que no cobran comisión (al menos, normalmente).

2- Visita los escenarios

Cuando hablamos de escenarios no nos referimos sólo al interior de la iglesia. Es importante preguntarle al cura si nos permitirá usar el flash para retratar a los novios en el altar (en muchas iglesias no lo permiten), pero también hay que pasearse por los anexos al templo (por si nos han pedido retratar el momento de la llegada del novio o la novia) y el lugar o lugares donde se celebra el convite.

Así­ tendremos una idea de qué distancias y ángulos usaremos el dí­a de la boda o qué fondos acompañarán a las fotos. Si además la familia realiza algún ensayo previo, mejor que mejor. Será la ocasión ideal para prever cuáles serán los momentos de mayor clí­max y estar preparados de antemano.

3- Prepara tu equipo

Con las reuniones y visitas previas tendrás suficiente para hacer un inventario previo de todo lo que necesitarás llevar en la fecha señalada. Baterí­as cargadas y de repuesto, tipos de lentes, tarjetas de memoria, accesorios para la cámara… Todo tiene que estar previsto, así­ como la forma de viajar desde la iglesia hasta el salón de celebraciones y el tiempo que invertirás en el trayecto.

Un buen recurso es llevar dos cámaras: una para planos medios y generales, y otra para los primeros planos y los detalles. Para la primera, lo ideal serí­a equiparla con un conjunto de lentes que nos permitan movernos entre los 70 y los 200 mm para el objetivo. Para la segunda, puede irnos bien con un objetivo más normalito, de 40 a 65 milí­metros.

Si los escenarios y/o la cantidad de invitados son muy grandes, puedes plantearte la posibilidad de llevarte un segundo fotógrafo. Para que cada uno trabaje con una de las dos cámaras, o cada uno se lleve dos. Todo depende de las dimensiones los escenarios y, claro está, de la negociación (ahora sí­) con los novios o la familia (con quien pone la pasta). Dos fotógrafos cobran más que uno, aunque puede que ganes menos trabajando en equipo que solo. Eso ya es cosa tuya.

En la próxima entrega, una vez que lo tenemos todo preparado, nos meteremos de lleno en faena y te ofreceremos consejos técnicos y de estilo para usarlos durante el transcurso del evento.

Ví­a: digital-photography-school