La relación que une al usuario con el ordenador va creando pequeñas dependencias que cada día son más acusadas. Antes, las cuentas de casa (recibos, facturas”¦) se hacían mediante la ayuda de un bolígrafo y un papel, utilizando como mucho la calculadora para las operaciones más complicadas. Ahora, una hoja de Excel o algún programa similar sustituye a la cuenta de la vieja y se lleva todo informatizado. El problema surge cuando el ordenador se estropea o la hoja de cálculo se corrompe. Ya casi no se sabe que hacer si no se tiene a mano un ratón y un teclado.
Tres cuartos de lo mismo ocurre con el ADSL. Antes, cuando eso de la bancha ancha en España era una quimera, todo el mundo se conectaba a la red utilizando el módem de 56.000 kbps. (e incluso, hubo un tiempo que la conexión era a 28.800 kbps). Como todavía no se conocía otras tecnologías, todo el mundo se conformaba (en mayor o menor grado) con este tipo de conexión, e incluso algunos la sacaban el máximo partido.
Ahora, que disponer de una conexión decente a Internet las 24 horas del día mediante ADSL (aunque todavía a precios no muy razonables comparándolos con el resto de Europa) ya no es una ilusión, no se puede concebir lo rudimentario del método anterior.
Las dificultades se producen cuando las lucecitas del módem o del router ADSL dejan de encenderse. Ya no se puede descargar el correo, ni jugar en línea con otros cibernautas, ni descargar ese fichero que tanto se necesita”¦ En definitiva, no se tiene acceso a Internet. Comienza entonces el largo periplo de llamadas y quejas ante el operador telefónico que brinda el servicio. Lamentablemente, y salvo honrosas excepciones, estas llamadas a los servicios de atención al cliente acaban en enormes enfados o a en largos tiempos de espera para solucionar el problema (pueden llegar incluso a meses)
Ante tantas dificultades, queda intentar solucionarlo uno mismo. A no ser que el problema sea de la línea en sí o de la compañía que suministra el servicio (que ante eso nada se puede hacer), seguro que alguien antes ha tenido el mismo o similar problema al nuestro y que lo ha expuesto en algún foro.
Consultar las webs de banda ancha puede ser el punto de partida para intentar saber si el problema es sólo nuestro o le sucede a más personas. Y una de las más activas de España, es ADSL Ayuda. Además de los foros (donde se puede encontrar una enorme base de conocimiento), disponen de documentos técnicos, manuales y todo tipo de intercambio de opiniones de usuarios. Imprescindible tenerla dentro de los favoritos antes de que ocurra el desastre.
Eso sí, como el ADSL no funcione, estas páginas tendrán que ser consultadas mediante el antiguo módem, ése que se guardó en el fondo del armario…