Regalo Abrazos. O cómo convertir una iniciativa espontánea, desinteresada, hippy-fraternal y bonita como la de Abrazos Gratis en un anuncio planificado, comercial, marketiniano- pornográfico y de mal gusto.

Estos dí­as, un anuncio de televisión nos recuerda a cada momento cómo las empresas pueden llegar a meter la pata en el siempre difí­cil mundo de la publicidad. O como un creativo, director de marketing o agencia de publicidad de turno pueden confundir las churras con las merinas. O un movimiento espontáneo casi naif de Internet con un anuncio más que cuestionable en forma y fondo.

La historia de Abrazos Gratis es un reflejo de la era Internet. Un australiano se planta un buen dí­a en mitad de una calle en Sydney con un cartel en la mano. El cartel sólo tiene dos palabras escritas con rotulador «Free Hugs«. Abrazos Gratis en inglés. Lo que arranca como un gesto personal se convierte gracias a la rapidez de propagación de Internet y a un emotivo ví­deo de YouTube (visto más de 10 millones de veces a fecha de hoy) en una iniciativa internacional. Donde no hay empresas de por medio. Ni accionistas. Ni clientes. Sólo seres humanos. Abrazos. Y comprensión. Algo difí­cil de traducir en un anuncio comercial de una operadora de cable.

Querí­a terminar este post con el anuncio televisivo en cuestión. Pero prefiero dejar el ví­deo auténtico del australiano Juan Mann. Y el que quiera ver la versión de ONO (para comparar) que acuda a esta dirección.

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