Con la Feria de Berlí­n a punto de cerrar sus puertas, quiero dejar mis últimas impresiones sobre lo que han presentado. De entrada, han faltado Sony y Panasonic (dos pesos pesados japoneses) y ganan terreno dos monstruos coreanos emergentes: Samsung y LG. A la vez toman posiciones grandes fabricantes de televisores turcos, chinos y de Taiwán.
Sin tanta tradición en investigación y desarrollo como Sony o Philips, los nuevos participantes han mostrado una feria con menos inventos y más televisores convencionales. Prácticamente el núcleo de las sorpresas estaban en el pabellón de Philips, en menor medida en el de Samsung y en algunos stands concretos como el de Pioneer o el de la firma americana Hannspree.

De Samsung me ha llamado la atención un lector MP3 con altavoz incorporado. Tiene un buen diseño y un buen acabado. El problema, como siempre en los equipos interesantes de Samsung, es que también tiene un precio disparatado. Algo parecido a la cámara de tarjeta que ha mostrado o al móvil ultradelgado.

Los japoneses Pioneer, siempre investigando en torno a los televisores de plasma y a los discos ópticos, han presentado sus últimos modelos de alta definición con calidad total (Full HD) y un prototipo a punto de caramelo que permite usar discos HD-DVD y Blu-ray.

Por último, la nota de color y de originalidad la ha puesto la firma norteamericana Hannspree. Son pantallas enmarcadas en un elefante, un mono, un tren, un helicóptero o una bolsa de patatas fritas al más puro estilo del burger de la esquina. También hemos visto pantallas dentro de coches de bomberos, en formas de pelota de baloncesto o de balón de fútbol. Los diseños son impresionantes, originales y abundantes. Todo un soplo de aire fresco a una feria demasiado estándar y encorsetada.

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