Si piensas en una esquela de un periódico, seguramente te vendrá a la cabeza el clásico «D.E.P.» en la cabecera, acompañado de algún tipo de crucifijo además del nombre en grande de la persona fallecida. Un formato que muy pocas veces sufre algún tipo de innovación, por todo lo que rodea a algo tan serio como este tipo de ‘anuncio’.
De hecho, dependiendo de la popularidad de la persona fallecida o del cargo, en muchas ocasiones además de la de la familia son los compañeros de trabajo los que ponen alguna esquela a mayores, o también los amigos. Pero como decíamos anteriormente, todo siempre bajo el mismo formato y sin permitirse alardes de ningún tipo. Y es que estamos informando del fallecimiento de alguien querido en la prensa.
Pero Carmen Bustamante Barangó no parecía estar muy de acuerdo con que las esquelas deben ser algo serio y ceremonioso, así que solicitó una modificación muy curiosa para los 75 años que tenía.
Un emoticono encabezando su esquela
Carmen Bustamante Barangó falleció a los 75 años, pero antes de hacerlo le hizo una solicitud bastante curiosa a sus familiares. Les solicitó que en su esquela publicasen uno de los emoticonos más usados en WhatsApp. O mejor dicho, el que ella más usaba para comunicarse con sus hijos.
Su esquela se publicó en el diario El Periódico, donde aparece un emoticono de la cara sonriente que guiña el ojo y saca la lengua. Así que como no quería que hubiese ningún símbolo religioso en su esquela, decidió elegir este simpático emoticono para que la gente tuviese un último recuerdo de ella y esbozase una leve sonrisa pese a lo que significa ver este tipo de anuncios en un periódico.
Además, en su misiva, quiso añadir unas palabras de agradecimiento a todos aquellos que la han acompañado en estos 75 años de vida. En el citado periódico puede leerse lo que reproducimos a continuación:
«Acabó este viaje -en este mundo- en su casa en General Mitre, frente al antiguo campo del Espanyol, a los 75 años de edad, el 27/5/2016; y os agradece a los que la conocisteis que hayáis participado en este recorrido lleno de luz, de generosidad extrema y de orgullo de su isla (Menorca), de su apellido (Bustamante) y de todo su clan».
En una entrevista concedido al medio Verne, uno de sus hijos explica el motivo de esta esquela tan particular. Y es que Carmen tenía tres hijos fuera de Barcelona (dos en Barcelona y uno en Galicia) fue así como decidieron crear un grupo familiar en WhatsApp como muchas familias hoy en día.
Explica su hijo, que unos días antes de fallecer le imitó exactamente la cara que quería que apareciese en su esquela, es decir, el emoji en particular. Ahí fue cuando repasaron las conversaciones y vieron que su madre usaba mucho ese icono en particular, el del guiño y la lengua fuera.
De hecho, como no era creyente llegó a amenazar a sus hijos si no cumplían su último deseo. Les recordó que no era creyente y les avisó que si ponían algún símbolo religioso reviviría e iría a buscarlos. Como para no hacerle caso
Sin duda, una curiosa forma de despedirse de este mundo sin ofender a nadie y dejando un regusto dulce. Ahora, en Twitter muchos usuarios se preguntan si esta práctica se convertirá próximamente en una moda.