Este pintoresco invento demuestra que el peculiar ingenio de los japoneses no es siempre un tópico. El Otohime es un reproductor de efectos sonoros muy común desde hace algunos años en los cuartos de baño públicos de Japón. Su función es la de imitar el ruido del agua procedente de la cisterna, de modo que disimule los “otros sonidos” que produce el cuerpo al efectuar sus necesidades.
Con un nombre que hace referencia a la diosa nipona del mismo nombre (y que, traducido al castellano, significa algo así como “princesa del sonido”), este chisme comenzó a utilizarse en el año 1980. Hasta entonces, lo que solía hacerse para ocultar el sonido de los fluidos corporales era tirar literalmente de la cadena. Esto suponía un enorme malgasto de agua, y puesto que las campañas de concienciación no surtieron efecto, se apostó por estos aparatos, cuyo ahorro se estima en hasta 20 litros en cada uso.
Suelen disponer de dos modos diferentes. El primero reproduce el sonido durante un tiempo estipulado previamente, mientras que con la otra modalidad el sonido no cesará hasta que no se pulse el botón correspondiente. Algunos modelos también incluyen un sensor de movimiento para activarlo al pasar la mano.
El caso es que los Otohime se instalan exclusivamente en los lavabos de señoras porque, según parece, los caballeros muestran menos pudor a la hora de que les escuchen hacer sus necesidades. También resulta curioso que algunas mujeres consideran el sonido del aparato demasiado artificial, por lo que prefieren seguir utilizando la cisterna. Pero la gota que colma el vaso es que, en cambio, no les importa ser observadas por peces y tortugas, como ocurre en este acuático retrete. Ver para creer.
Vía: Wikipedia
Tirar de la cadena para tapar un pedo, la primera vez que lo oigo…