Cuado uno se va de escapada, lo que espera es pasárselo bien. Pero las cosas no siempre salen como a uno le gustaría. Y sino que se lo pregunten a estos viajeros que la semana pasada se fueron a los Alpes a pasar unos días en un hotel de lujo. Y no es que la comida del bufete estuviera mala, ni que faltaran toallas en el baño. Nada más lejos de la realidad. Todo lo que ocurrió fue por culpa de la tecnología. La historia que hoy queremos contarte ocurrió en diferentes habitaciones del idílico hotel Romantik Seehotel Jí¤gerwir, en Austria, cuando un grupo de hackers secuestaron el sistema de gestión de claves, de modo que los huéspedes del hotel se quedaron sin poder usar las tarjetas para acceder a sus respectivas habitaciones. Lo peor de todo fue que, como el sistema estaba completamente hackeado, los responsables del hotel tampoco pudieron reprogramar las tarjetas para que los huéspedes pudieran acceder normalmente a las habitaciones. También falló el sistema de reservas y la caja. Es lo que podría definirse como un desastre de estancia. Unas vacaciones de pesadilla.
Según el medio europeo The Local, al hotel no le quedó más remedio que intentar resolver el problema rápidamente para no dejar tirados a los pobres huéspedes. ¿Y esto que significó? Pues que tuvo que hacer frente al rescate que pidieron los hackers a través de Bitcoin. En total, el establecimiento tuvo que desembolsar 1.500 euros. Una vez pagada dicha cantidad (que comparada con la que han solicitado los hackers en otros ataques, es casi insignificante), el sistema se restableció de nuevo y los clientes del Romantik Seehotel Jí¤gerwir pudieron regresar a sus habitaciones como si no hubiera pasado nada. Eso sí, lo responsables del hotel se percataron de que los hackers habían dejado abierta una puerta trasera por la que volver entrar de nuevo, bloquear el sistema y pedir un nuevo rescate. Menos mal que se percataron de la encerrona.
Después del ataque, los responsables del hotel se apresuraron a remplazar los actuales sistemas y desconectaron ciertos ordenadores para evitar que se pudieran volver a producir ataques en un futuro. Y es que no es la primera vez que esto ocurre, aunque no precisamente en este hotel. El año pasado tuvimos noticias de que varios de sus pacientes estuvieron encerrados en las habitaciones, bajo chantaje de 17.000 dólares por parte de los atacantes. Una Universidad de Canadá también tuvo que abonar la friolera de 20.000 dólares para poder desbloquear su red, en manos de otro grupo de hackers.
El ataque no es más que un aviso a navegantes ante las cada vez más populares amenazas de ransomware. Conviene, en este sentido, reforzar las infraestructuras de seguridad y hacerlo a conciencia para evitar contratiempos como este.
Los responsables del hotel han decidido que regresarán a los sistemas tradicionales, así que a pesar de tratarse de un establecimiento de lujo, a partir de ahora usarán cerraduras y llaves tradicionales, como hizo más de cien años atrás, cuando el hotel abrió por primera vez sus puertas. Una y no más, santo Tomás.