Microsoft lleva unos años centrado en crear portátiles, convertibles y accesorios con ese halo premium de Apple (tanto por aspecto como por precio). El Microsoft Surface Laptop 3 es una excelente muestra de ello: tiene un diseño muy cuidado y minimalista, es ligero, tiene buena potencia en su interior y parte de un precio oficial de 1.350 euros para el modelo de 13,5 pulgadas, que se puede poner en más de 2.000 euros con la configuración en 15 pulgadas y 16 GB de RAM. He tenido la oportunidad de probar durante un mes este modelo, comprobando su rendimiento en aspectos como la potencia, la autonomía o el diseño. ¿Aguanta el tipo? ¿Se defiende bien en el día a día? ¿Vale lo que cuesta? Esta ha sido mi experiencia con el Microsoft Surface Laptop 3 tras un mes.
Características del Microsoft Surface Laptop 3 de 15 pulgadas
Microsoft Surface Laptop 3 | |
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Pantalla | Pantalla táctil de 15 pulgadas con resolución de 2.496 x 1.664 píxeles 3:2 Compatible con el lápiz para Surface |
Procesador y memoria RAM | Hasta AMD Ryzen 7 3780U Hasta 16 GB de RAM |
Memoria interna | 128 GB / 256 GB / 512 GB en formato SSD PCIe |
Gráficos | Gráficos AMD Radeon RX Vega 11 |
Sonido | Altavoces Omnisonic con sonido Dolby Audio |
Autonomía | Hasta 11,5 horas de uso (en mi experiencia ha estado en torno a las seis horas) |
Conexiones | 1 x USB 3.1 1 x USB tipo C WiFi 5 Bluetooth 5 |
Sistema operativo | Windows 10 Home |
Colores | Gris platino, negro |
Diseño y dimensiones | Metal 339,5 mm x 244 mm x 14,69 mm (1,54 kilos) |
Funciones destacadas | Compatible con lapicero óptico |
Fecha de lanzamiento | Disponible |
Precio | Desde 1.350 euros |
Diseño premium en un cuerpo ligero
Aquí no hay ninguna duda. Microsoft ha hecho un buen trabajo con el diseño de este equipo. La configuración que he podido probar es de color negro mate, aunque también lo tienes en platino. Estamos ante un portátil ligero, con 1.54 kilos para 15 pulgadas que lo hacen fácil de transportar. Eso sí, no llega al nivel de modelos como el LG Gram de 15 pulgadas que rozan el kilo. Pero, de todas formas, es un modelo que no se hace pesado en ningún momento (aunque no he podido probarlo casi en viajes o desplazamientos por las circunstancias que nos toca vivir). Esta fabricado en metal y el diseño se nota robusto. Por suerte, no he tenido ningún accidente para tener que comprobar su resistencia en directo.
Es un portátil elegante y fino, con solo 1,5 centímetros de grosor, con líneas muy sobrias y una única concesión al brillo con el logo de Windows en la parte exterior de la carcasa. Pero no todo es perfecto en este diseño. En esta búsqueda del minimalismo Microsoft ha sacrificado conectores, lo cual en un portátil de 15 pulgadas resulta más que discutible. De hecho, solo tenemos un puerto USB de tamaño normal y otro puerto más de tipo C. Ni rastro de los puertos Ethernet o HDMI que siempre solemos encontrar en modelos de este formato. Es verdad que el diseño queda bastante más limpio, pero soy de los que piensan que debe primar la parte práctica incluso aunque signifique renunciar a unos milímetros de finura y unos laterales más cargados.
También me ha extrañado siendo un portátil de corte premium no encontrar un lector de huellas para potenciar el apartado de la seguridad. Lo que sí tenemos es el sistema Windows Hello de reconocimiento facial, aunque sigo pensando que no es comparable el nivel de protección que te da la huella.
Por otro lado, el Microsoft Surface Laptop 3 incorpora un teclado con las teclas bien dispuestas y separadas y una altura muy buena para escribir rápido y sin errores. Ese es un punto que siempre valoro en un portátil (por razones obvias, tengo que escribir constantemente) y en este caso me ha resultado muy fácil acostumbrarme al mismo. Por cierto, el teclado está retroiluminado en color blanco con tres niveles diferentes.
Pantalla de muy buena calidad
Otro de los apartados que ha cuidado mucho Microsoft es el de la pantalla. Estamos ante un panel de 15 pulgadas con resolución de 2.496 x 1.664 píxeles. Lo que más llama la atención es su formato, que es de 3:2. Es decir, más cuadrada que la mayoría de modelos que tiran por un formato más panorámico. No es algo que haya supuesto una gran diferencia mientras lo usaba de forma habitual. Por cierto, los marcos que rodean la propia pantalla no son especialmente finos si lo comparamos con otros ultrabooks premium, pero sí lo bastante para dejar una buena sensación y no sentir que se nos comen el panel.
Hay que destacar que la pantalla es de tipo glossy, una decisión que hace que tenga más reflejos. La buena noticia es que tiene un nivel de brillo bastante alto, que te permite trabajar incluso cuando le pega directamente una fuente de luz. La pantalla es táctil y responde bien tanto a los gestos táctiles como al uso del lápiz óptico.
Entrañas con cerebro de AMD
La compañía estadounidense ha repartido chips de Intel y AMD entre las distintas configuraciones de este Microsoft Surface Laptop. Y en las configuraciones más avanzadas del modelo de 15 pulgadas ha optado por AMD. En mi caso, he contado con un procesador AMD Ryzen 5 3580U junto a 16 GB de RAM. No es un chip especialmente potente pero cumple de sobras para todo tipo de tareas de ofimática, edición de vídeo y foto, navegación e incluso juegos modernos sin poner los parámetros al máximo. De la parte gráfica se ocupa la gráfica integrada AMD Radeon Vega 9. Lo que no termino de tener claro es si es necesaria tanta RAM combinada con este procesador, aunque es evidente que nunca vamos a tener problemas de que se llene la memoria de procesos.
En cuanto a la memoria interna, nos encontramos con configuraciones que van desde los 128 GB hasta los 512 GB de memoria interna. En mi caso he probado la configuración intermedia, con 256 GB de capacidad. Sinceramente, me parece que en este punto y por los precios que se manejan Microsoft debería haber apostado por configuraciones con una memoria mayor (por lo menos el doble de lo que tiene este modelo). Eso sí, si nos fijamos en el rendimiento no hay ninguna pega. El inicio del Surface Laptop 3 es muy rápido y también a la hora de acceder a los archivos.
Un ecosistema propio de accesorios
El Microsoft Surface Laptop 3 está muy orientado a que lo usemos con los accesorios compatibles. Microsoft tiene ya un ecosistema bastante completo de gadgets y muchos de ellos con el mismo toque premium. Es el caso, por ejemplo, del ratón Arc Mouse que he podido probar en conjunto con el portátil. Este gadget tiene una curiosa forma plana que se curva cuando queremos encenderlo (a través de un movimiento mecánico). No tenemos paneles separados para el botón izquierdo y el derecho, sino que el click será uno u otro según la zona en la que pinchemos. En mi caso particular, he necesito un periodo de adaptación para empezar a manejarme con soltura con este ratón, sobre todo a la hora de hacer click con el botón derecho. El propio panel hace las veces de rueda para moverse de arriba a abajo en el navegador o un programa con un simple gesto de arriba a abajo o viceversa (este punto sí que se pilla rápido y resulta realmente cómodo).
Otra de las claves del ratón es que es completamente Bluetooth y su conexión con el portátil resulta muy cómoda y rápida. Este es uno de los motivos por los que puedes no echar tanto de menos más puertos USB en el diseño, aunque ya te obliga a desembolsar los 90 euros que cuesta. Tienes otras opciones más económicas en la propia casa como los ratones Microsoft Surface Mobile Mouse o el Modern Mobile Mouse, los dos por 35 euros y también completamente Bluetooth (sin llave para enganchar al puerto USB).
El otro accesorio con el que he podido trastear es su lápiz óptico. Es bastante preciso (4096 puntos de precisión) pero quizás un poco pesado para lo que estoy acostumbrado en este tipo de lápices. Está muy bien integrado en distintas aplicaciones como Word y puedes usar el otro extremo de la punta como goma de borrar. Eso sí, para hacerte con uno tendrás que desembolsar 110 euros. Como te puedes imaginar, está muy orientado a diseñadores gráficos.
Autonomía y sonido
En el campo de la autonomía, Microsoft promete un tiempo de uso de hasta 11 horas y media con una sola carga. No está nada mal para un portátil de 15 pulgadas. A lo largo de este mes, el tiempo que he usado este modelo se coloca en torno a las seis horas o seis horas y media, una cifra bastante notable teniendo en cuenta que suelo usar el brillo cercano al máximo y un uso combinado entre navegación, aplicaciones de ofimática y un poco de juego ocasional. Eso sí, tampoco es una cifra que sorprenda en demasía. En cuanto al sonido, contamos con unos altavoces compatibles con Dolby Audio y factura de Omnisonic. Sinceramente, cumplen con su cometido pero no es una experiencia que destaque respecto a lo que te vas a encontrar habitualmente en un portátil de este formato.
Precio y opiniones
El Microsoft Surface Laptop 3 no es un portátil para bolsillos ligeros. Está disponible en formatos tanto de 13,5 pulgadas como de 15 pulgadas. El que he podido probar es de 15 pulgadas, y su precio oficial parte de los 1.350 euros (se pueden encontrar descuentos ya en la propia tienda de Microsoft que rebajan un poco este coste). En su configuración más potente, llega hasta los 2.300 euros. ¿Lo vale?
Por diseño, sí, pero por prestaciones me da la impresión de que tenían que haber empujado un poco más para justificar el desembolso. De hecho, me parece que en la búsqueda de un portátil muy minimalista y atractivo se han dejado por el camino algún puerto como el HDMI o el Ethernet para poder disfrutar de Internet por cable. También hay aspectos mejorables por el precio que tiene. Por ejemplo, me parece extraño que no se haya apostado directamente por el protocolo WiFi 6, y también echo en falta una memoria interna más alta. Si vas a pagar 2.300 euros por un portátil, por lo menos que en su interior puedas disfrutar de una memoria de 1 TB (y lo mismo con mi configuración, que podría situarse en 512 GB).
En definitiva, con el Microsoft Surface Laptop 3 pagas un extra importante por la experiencia y las sensaciones premium. Es un buen portátil y muy bien construido, pero le falta el empuje que justifique el desembolso que hay que realizar por él.