Estaremos de acuerdo en que si alguien consigue hacerse con nuestra huella dactilar tendremos un problema y de los gordos. De un tiempo a esta parte, las huellas dactilares se han venido usando, sobre todo en dispositivos móviles, pero también en ordenadores, para hacer los sistemas de identificación y de acceso más seguros.
Las contraseñas al uso se pueden perder, olvidar e incluso cambiar. Pero lo que se denomina contraseñas biométricas, nuestras huellas dactilares, nos acompañarán toda la vida. No importa que nos hagamos mayor o que cambiemos de lugar de residencia. Las huellas dactilares son y serán nuestras para siempre, igual que la voz o el iris.
El caso es que ahora podría demostrarse que la biometría no es del todo segura para protegernos de los intrusos. Un estudio llevado a cabo por investigadores en las universidades de Michigan y Nueva York ha revelado que es posible usar el aprendizaje automático para generar huellas dactilares y a continuación, desbloquear teléfonos móviles. El estudio se titula Deep master prints y significa «Copias maestras profundas». En este se detalla cómo han conseguido desarrollar un sistema de machine learning tan complejo.
Demuestran que el sistema de huella dactilar no es tan seguro como parece
En realidad, el sistema ideado por este equipo de expertos no es difícil de entender. Estaríamos hablando de una llave maestra alimentada con Inteligencia Artificial (IA). Para comprenderlo un poco mejor tenemos que pensar en el funcionamiento de una llave maestra. Una llave que puede abrir todas las puertas de un bloque. En este caso, a medida que vas abriendo más puertas, la llave va incorporando esas estructuras en su memoria, de modo que aprende nuevos modelos de cerraduras y así, es capaz de abrir un mayor número de puertas.
Al principio, al sistema le dieron información: un paquete con 6.000 huellas dactilares humanas. A partir de ahí, el sistema fue capaz de generar las suyas propias y cada una de las huellas generadas era enviada a una red neuronal artificial. Esta era la que se encargaba de valorar si se trataba de una huella con posibilidades de ser real o no. Las que etiquetaba como falsas, se retornaban al sistema.
Allí se volvían a elaborar – o mejor dicho, a perfeccionar – de modo que podían ser devueltas de nuevo al discriminador, para comprobar de nuevo si la huella en cuestión tenía posibilidades o no. En cualquier caso y tras repetir este procedimiento miles y miles de veces, lo que conseguía la máquina eran las famosas huellas dactilares maestras, con las que poder desbloquear casi cualquier dispositivo protegido con una contraseña biométrica.
Las huellas maestras funcionaron un 76% de las veces
Las huellas maestras que este equipo probó en su estudio funcionaron hasta un 76% de las veces, que es mucho. Esto significa que tres de cada cuatro intentos surtieron efecto. Para los expertos, los sistemas biométricos son inseguros y se preguntan cómo es posible que sigan existiendo teléfonos con este tipo de soluciones de desbloqueo.
Para funcionar, no escanean todo el dedo, sino una porción del mismo. Unos pocos puntos que podríamos compartir con otras personas del mundo. Sí es cierto que sirven para asegurarse de que esa persona es más o menos la propietaria del teléfono, pero es muy probable que exista otra persona en otra parte del mundo que pueda desbloquear ese mismo teléfono con su huella.