Desde hace mucho tiempo se teme que algún día los robots se apoderen del mundo. Lo cierto es que la preocupación de que se hagan cargo del mercado laboral parece haber disminuido tras la despedida de uno de los modelos de Pepper. Detrás de su chasis se encontraba Fabio, quien fue a parar a «Margiotta Food & Wine», un establecimiento de comestibles en Edinburgo. Tal y como relatan en el Daily Mail, al principio el robot se ganó a los clientes con su simpatía y su saber estar. Lo cierto es que pasados solo unos días quedó patente que este tipo de robots aún tienen mucho que mejorar si quieren simular al ser humano en este ámbito.
Fabio, el robot despedido
Pocos días después de comenzar su trabajo, Fabio empezó a mostrar claros signos de que no sabía muy bien cómo desempeñarlo. El robot confundía y enfadaba a los compradores que iban a buscar productos a la tienda. Por ejemplo, si uno le preguntaba en qué pasillo estaba la cerveza, Fabio respondía vagamente: «En la sección de alcohol». Sin más. Y es que, a pesar de sus mejores esfuerzos, el ruido de fondo en el atareado supermercado le hacía difícil entender las peticiones.
Conscientes de que el primer día en un nuevo trabajo puede ser estresante para cualquiera, los dueños del establecimiento lo trasladaron a otro puesto para dar a probar nuevos productos. Pero el robot se entusiasmó tanto que llegó a asustar a los clientes cuando se acercaban a él. No pasó mucho hasta que Fabio fuera superado con creces por sus colegas humanos. Mientras conseguía persuadir a dos personas para que probaran un bocadillo de cerdo, sus compañeros de carne y hueso acumularon un total de doce. De este modo, podemos decir que lo que empezó siendo algo divertido e innovador, terminó por ser una pesadilla para dueños, clientes y otros empleados.
El fracaso de Fabio, el modelo de Pepper, en «Margiotta Food & Wine», ha abierto los ojos a los investigadores, quienes coinciden en que la interacción cliente-robot ha sido poco positiva. La conclusión es que los robots pueden ser muy productivos en tareas automatizadas como las de almacén, pero es bastante raro que lleguen a eliminar la necesidad de una interacción humana.