España, de pionera en energí­as renovables a potencia estancada

Podrí­amos haber sido pioneros en energí­as renovables. Pero de un tiempo a esta parte, España ha estado sumida en un pozo. Y no ve el momento de salir a la luz. Y nunca mejor dicho.

Era lí­der mundial, pero desde hace cinco años no ha crecido en absoluto. Sobre todo si lo comparamos con los datos que tenemos de los otros continentes. Por ejemplo, si hablamos de energí­a solar fotovoltaica, el continente que gana es el asiático. Y es que entre 2013 y 2015 ha aumentado hasta un 58%. Lo ha hecho en un 52 en Estados Unidos y un 15% en Europa. España, por su parte, creció un 0,3%.

¿Y qué ocurrió con la energí­a eólica durante ese mismo perí­odo? Pues que creció un 36% en Asia, un 24% en Norteamérica y un 20% en Europa. El fracaso de España, en este sentido, es notorio. Y es que España tan solo creció un 0,07%.

¿Qué ha ocurrido en España con las energí­as renovables?

Todo empezó en 2007. El Gobierno aprobó un sistema que ofrecí­a el cobro de una retribución durante toda la vida útil de una planta de renovables por la producción de cada megavatio/hora de energí­a eléctrica. Estas retribuciones eran diferentes, dependiendo del tipo de fuente (eólica, fotovoltaica o termosolar) y dependiendo del tamaño de la planta.

¿Qué ocurrió? Pues que esta retribución resultó atrayente para los ciudadanos. Y un buen número de ellos decidieron invertir en energí­a fotovoltaica, porque lo cierto es que se trataba de una propuesta más ajustada al bolsillo de los pequeños inversores. Los bancos avalaron a los ciudadanos y estos últimos, en muchos casos, llegaron a poner su casa como garantí­a.

Los objetivos que se habí­a fijado el Gobierno se multiplicaron por diez. Y así­ nos convertimos en lí­deres. Algunas empresas incluso exportaron sus tecnologí­as alrededor del mundo.

fotovoltaica

¿Y cómo llegó el ocaso?

La culpa de este drástico retroceso la tuvo, sin lugar a dudas, el Gobierno. En 2010 se aplicaron importantes recortes en las retribuciones para las tecnologí­as fotovoltaicas, eólicas y termosolares. Se fijó un número máximo de horas de producción retribuida. Esto hizo que los ingresos cayeran, por ejemplo, un 28% para la producción de energí­a fotovoltaica.

A esto hay que añadir un nuevo impuesto de generación de electricidad que se inventó el Gobierno. Un 7% que tuvo que comenzar a aplicarse en 2012 y al que hay que añadir un 3%, un porcentaje que tiene que ver con el cambio de criterio para actualizar la retribución en 2013. Esto también restó y no hizo más que agravar la situación de aquellos que en su momento invirtieron en renovables.

Teniendo en cuenta todo esto, no es extraño que España todaví­a no haya sido capaz de salir del agujero. Sino que haya hundido todaví­a más. Desde 2012, las instalaciones nuevas ya no son retribuidas y el Gobierno ha metido de nuevo la tijera con una inversión de 1.700 millones menos en las retribuciones.

Con todo, España lo tendrá muy difí­cil para alcanzar el 20% de fuentes renovables que tiene que cumplir en 2020. Una cuota que nos mandan desde Europa.

energí­as renovables

Suiza ya vota por el fin de las centrales nucleares

¿Será España capaz de remontar?

Mientras en paí­ses como Suiza ya están preparados para votar por el fin de las centrales nucleares, el paí­s del Sol, que es el nuestro, sigue sumido en la oscuridad energética. Lo que en primer lugar proponen los expertos es «rescatar» a todos aquellos que en su momento invirtieron en renovables.

Deberí­an recibir la retribución que en su momento se indicaba en el BOE, esto es, la que el Gobierno les prometió. Si no lo hacen, la confianza para la inversión seguirá resquebrajada. Y no habrá posibilidad de avanzar.

El impuesto al sol, impulsado por el gobierno y exigido por el oligopolio de las eléctricas, ha penalizado la instalación de placas solares para el autoconsumo. Una excelente fórmula para reducir la factura eléctrica. Es por eso que el Gobierno, cuya obligación es la de estar al lado del ciudadano, deberí­a dejar de penalizar este tipo de instalaciones.

Como ciudadanos, además, deberí­amos ponernos en marcha para contratar nuestra energí­a eléctrica con comercializadoras que nos garanticen que consumimos energí­as renovables en un 100%. Aunque nadie puede garantizarnos que la energí­a sea verde en su totalidad, ya habremos dado un paso importante.

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