Puede que no te lo hayas preguntado nunca. Sobre todo si no tienes vocación de caníbal. Pero estamos seguros de que después de leer este titular querrás saber de todas todas cuántas calorías tiene un hombre.
Los antropólogos se lo han preguntado, porque de hecho, el canibalismo fue una práctica común entre nuestros ancestros. No sabemos si lo hacían sencillamente para alimentarse o si, por lo contrario, estaban llevando a cabo algún tipo de ritual que por ahora no se ha podido descifrar.
Hoy podemos saber cuántas calorías tiene un ser humano porque James Cole, profesor de arqueología de la Universidad de Brighton, ha decidido estudiar el valor nutricional que tiene un ser humano.
La primera conclusión está clara. Comerse a un hombre proporciona menos calorías que engullir un mamut, un bisonte o un ciervo común.
Vale, esta es una conclusión a la que podríamos llegar fácilmente. Basta con examinar nuestra envergadura y la de un fornido bisonte.
Lo que de verdad importa de esta cuestión es lo siguiente: parece que los humanos que en su momento comieron carne de sus semejantes no lo hicieron por hambre, sino para practicar algún tipo de ritual. No se sabe si cultural o funerario. Son las conclusiones expuestas en la revista Scientific Reports.
¿Qué tenemos hoy para cenar?
Nuestros ancestros se comían entre ellos. A veces. Los huesos encontrados de nuestros antepasados (también los neardentales) tienen cortes muy parecidos a los que se han encontrado en otros animales.
Espera un momento. ¿Has comido ya? Porque ahora te contaremos lo que devoraban los prehistóricos. Para cenar incluso podían partir y masticar los huesos de sus semejantes para extraerles la médula. También se han encontrado cráneos sin la base, de lo que se deduce que alguien se habría zampado el cerebro.
Dicen los expertos que lo más probable es que en algunas ocasiones, comerse a los muertos era la única manera de acceder rápidamente a la carne que necesitaban para subsistir. Lo que no se sabe todavía es si esta era una práctica habitual o si lo hacían puntualmente.
Las calorías de nuestros órganos
Pero, ¿son nuestros órganos realmente nutritivos? El científico Cole ha querido compararlos con los de los animales. El profesor ha revisado diferentes estudios realizados entre los años 40 y 50, en los que se analizaron las proteínas y grasas de las diferentes partes del cuerpo humano.
De este modo, ha obtenido un balance bastante acertado de las calorías que tiene un corazón de medio kilo (650), un hígado de casi 2 kilos (2.569) o 1,3 kilos de tejido nervioso (2.001).
De este modo, y según los datos recogidos de cuatro hombres de 35 a 60 años y un peso de unos 65 kilos. El resultado final para hombres (que no mujeres) de esta constitución sería de unas 126.000 calorías.
Esto, comparado con el valor calórico de un mamut, un rinoceronte o un ciervo, sería francamente ridículo. Y es que estos tres animales concentrarían la friolera de 3.600.000, 1.260.000 y 163.000 calorías, respectivamente.
Cole lo tiene claro. Si comer un hombre no es tan nutritivo, el hecho de que nuestros antepasados hubieran ingerido carne humana poco tendría que ver con el hambre.
Lo más probable, y en esto coinciden otros muchos expertos, es que los primeros homínidos comieran carne de sus semejantes por otras muchas razones y no solo por llevarse a la boca un suculento filete.
Canibalismo en nuestra era
Está claro que los seres humanos que hoy han podido practicar el canibalismo han tenido un comportamiento sociopático. Sí, en nuestro siglo también tenemos algunos Hannibal Lecter.
Hay casos como el del venezolano Dorángel Vargas, también bautizado como el Comegente o como el de Armin Meiwes, también protagonista de una película, que mató y se comió a una víctima que conoció a través de Internet.
Luego hay vivencias muy singulares, como el de las víctimas del accidente de Los Andes. Como sabes, tuvieron que comerse a sus compañeros para poder sobrevivir.