Puede que hayas oído hablar de este lugar en otras ocasiones. Es la Bóveda Global de Semillas o el Banco Mundial de Semillas de Svalbard, cerca de Longyerbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard. Se trata de una despensa subterránea de enormes dimensiones, en la que se alojan las semillas de miles de plantas para cultivar alrededor del mundo.
Este almacén se creó para conservar la biodiversidad de las diferentes especies de cultivos que sirven de alimento. ¿El motivo? Salvaguardarlas por si se produjera una catástrofe mundial.
Pues bien, este curioso lugar también servirá para mantener a salvo los archivos más importantes de la Historia de la Humanidad en caso de Apocalipsis. En la modalidad o el formato que sea.
No habrá una segunda Biblioteca de Alejandría
La construcción es un búnker preparado para resistir a terremotos, inundaciones y radioactividad. El caso es que allí, además de almacenarse todas las especies vegetales de la Tierra, podrían preservarse documentos y archivos de carácter histórico. Esos que desvelarían la Historia de la Humanidad y darían fe de nuestro paso por la Tierra.
Aseguran que es la zona más segura de nuestro planeta, así que el írtico noruego podría alojar, además de semillas, archivos muy importantes. Incluyendo aquellos que se encuentran en formato digital. Que no son pocos.
Sea como sea, todos los archivos se guardarán de forma analógica. Estén o no en formato digital, los datos pasarán a una película fotosensible clásica. Y allí se incluirá información por escrito, pero también música e imágenes.
¿Te imaginas que desaparecieran para siempre los discos de The Beatles? ¿O que nunca más se supiera de la obra de Van Gogh, Munch o Kandinsky? ¿Y si nadie pudiera saber que hubo dos Guerras Mundiales, que teníamos una Torre Eiffel o que Alexander Fleming descubrió la penicilina?
Además de la historia de la humanidad, el Archivo Mundial del írtico se abre a Gobierno, Empresas, Instituciones científicas e incluso particulares. Los datos entregados serán conservados en este búnker. De momento, los primeros en hacerlo han sido los Archivos Nacionales de Brasil y México. Pero lo más probable es que pronto se sumen otros gobiernos e instituciones.
