La industria del váter japonesa ha llegado a un acuerdo ante la enorme diversidad de pictogramas y símbolos que aparecían en los dispositivos ofrecidos por las distintas marcas del sector, buscando sobre todo facilitar el entendimiento con el número creciente de turistas extranjeros que se abruman ante las diferentes versiones que se encontraban hasta ahora en las propuestas de Panasonic, Toshiba o la pionera Toto, entre otras empresas.
Ahora han llegado al acuerdo de implementar una serie de ocho pictogramas equivalentes para todos los modelos que se lancen al mercado desde este año en adelante, de manera que estos símbolos se conviertan en estándares internacionales. Los iconos, que se pueden ver en la imagen de abajo presentados representan, de izquierda a derecha, las acciones de mover la tapa, mover el asiento, tirar de la cadena con mucha intensidad, tirar de la cadena con menor intensidad, chorro de agua, función bidet, secado y parado.
Una industria muy avanzada
Aunque a los españoles nos pueda sonar a ciencia-ficción, lo cierto es que en Japón el váter inteligente lleva desarrollándose en constante mejora desde finales de los 80, con la invención del ‘Washlet‘, el dispositivo con chorro de agua limpiador incorporado patentado por la empresa Toto. Desde ahí, se han ido incluyendo cada vez más funciones, como la calefacción en el asiento, iluminación trasera, secado y hasta radio FM, y todo desde la red eléctrica. Y es que en Japón, el váter es un electrodoméstico más.
¿Por qué no llega a nuestras fronteras este invento? Principalmente por una cuestión cultural. El váter no se considera prácticamente un objeto de consumo, uno lo encuentra en el piso que alquila o compra, o lo elige de un catálogo cuando va a hacer un rediseño, pero no suele buscarlo en una tienda como sí haría con una lavadora o un frigorífico. Además, está el coste: dependiendo de las marcas y los modelos, los váteres inteligentes tipo ‘Washlet’ rondan los 600 euros, pero pueden llegar a superar los 2.000 euros en los modelos más recientes.
Los JJOO, a la vuelta de la esquina
Japón se encuentra en plena carrera para remodelar su ciudad, a solo tres años de acoger los Juegos Olímpicos de 2020. La barrera lingí¼ística es el principal problema ante la perspectiva de recibir miles de deportistas y turistas de todas partes del mundo. Por ello, han decidido optar por los criptogramas que se pueden entender de manera fácil y gráfica, más que por las traducciones al inglés, algo que ha generaba un cierto rechazo interno dentro del país nipón, orgulloso de su cultura y su idioma milenario.
Esta decisión de estandarizar los pictogramas de los váteres a ocho símbolos gráficos de comprensión sencilla es una de las medidas hacia esa nueva imagen más asequible al turista, además de suponer un paso más hacia la posible internacionalización de un producto con un carácter muy propio, pero que tal vez con el tiempo amplíe su oferta a otros países del mundo.