Facebook amigos

A estas alturas, no deberí­a ser un secreto que Facebook quiere saber todo lo que hacen sus usuarios. La red social de Mark Zuckerberg es, al mismo tiempo, una gigantesca empresa de publicidad cuya recolección de datos alcanza tal volumen que sólo Google la supera. Sin embargo, Facebook no se contenta con saber si te gusta el tráiler de Alien: Covenant o cuántas fotos de gatitos compartes al dí­a. Una investigación de ProPublica revela que Facebook acude a empresas externas para saber qué haces en tu vida diaria, como los sitios que frecuentas o la tarjeta de crédito que has usado para pagar la cena.

Facebook ya habí­a llegado a un acuerdo con la empresa de recolección de datos Datalogix en 2012, para conocer los hábitos de los usuarios mientras navegan por Internet pero no están conectados a la red social. Si bien Facebook declara que recaba información de varias fuentes, como usuarios podemos deducir que Zuckerberg nos ha estado echando un ojo, porque ya es casualidad que en la red social aparezcan anuncios del ratón gaming que hemos estado mirando para regalar por Reyes. Pero lo que Facebook no dice es que la excusa de ofrecernos publicidad útil y relevante implica seguirnos incluso cuando apagamos el ordenador y salimos a la calle. De hecho, Facebook utiliza más de 52.000 atributos distintos para clasificar a sus usuarios, tales como «Fingir que se escribe un mensaje en situaciones embarazosas» o «Amamantar en público». Y eso sí­ que pone un poco los pelos de punta.

Actualmente, Facebook trabaja con seis empresas comercializadoras de datos (o data brokers) en Estados Unidos. La mayor parte de información es de í­ndole económica, con categorí­as que incluyen “Personas con vivienda cuyos ingresos están entre 100.000 y 125.000 dólares” o “Personas que compran con frecuencia en tiendas low cost o tiendas de un dólar”. Facebook declara que no tiene necesidad de decir nada sobre los datos que le llegan de terceros, porque son esos terceros quienes los recolectan, y no Facebook.

Facebook

La mayor parte de la información que Facebook tiene de nosotros proviene de la propia red social. De las 52.000 categorí­as que Facebook proporciona a sus anunciantes, ProPublica pudo acceder a unas 29.000. Según su descripción, sólo 600 son producto de estas terceras empresas, mientras que el resto se generan por la actividad en la red social o la interactuación con los anuncios. La clave está en que no es nada fácil evitar que nuestra vida offline llegue a manos de Facebook. Hay que contactar con cada empresa por separado, y la cantidad de papeleo necesario está diseñada para colmar la paciencia de cualquiera. Además, Facebook cambia de colaboradores cada cierto tiempo, con lo que salvaguardar nuestra privacidad se complica todaví­a más. En efecto, una reportera de ProPublica intentó recuperar su información y salirse del punto de mira de estos proveedores de datos. De los 212 data brokers que logró identificar, 92 ofrecí­an la posibilidad de acceso y rectificación de datos. Sólo tuvo éxito con 31.

La organización Center for Digital Democracy lleva tiempo denunciando la falta de transparencia que Facebook mantiene sobre su polí­tica comercial, pero la red social conoce todos los recovecos legales para eludir cualquier responsabilidad. La investigación de ProPublica atañe al ámbito estadounidense, pero la reciente compra de Whatsapp deja claro que Facebook maniobra para conocer todo lo posible de sus usuarios a lo largo y ancho del planeta. Aunque las opciones van menguando a medida que Facebook gana en ubicuidad y omnipresencia, nunca está de más saber qué hacen con nuestros datos y qué podemos hacer si queremos preservar nuestra privacidad. O intentarlo, al menos.

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