Podéis pellizcaros, no estáis viendo escenas de una película. Method-1 es un robot pilotado que se asemeja enormemente a aquellos vistos en la película Avatar, y que nos mete de lleno en el imaginario japonés de los súper robots (los Zords de los Power Rangers son un ejemplo si queremos ponernos nostálgicos). Y es que este robot creado por la compañía surcoreana Korea Future Technology se ha fabricado en colaboración con los diseños realizados por Vitaly Bulgarov, quien ha trabajado precisamente en películas como «Transformers«, el reboot de Robocop o «Terminator Genesys«. No es el primer caso en el que la ciencia ficción ofrece una inspiración para la vida real.
Pero, ¿en qué consiste este robot? Fabricado con plástico y metal, mide cuatro metros y pesa una tonelada y media, y en cierta manera funciona como un exoesqueleto, respondiendo a los movimientos de brazos de su «inquilino» con total precisión. También le podemos ver en funcionamiento dando pasos, esta vez sin piloto y mediante un control remoto.
Vemos que el robot todavía no tiene una independencia total de movimiento, ya que requiere de unos cables para mantenerlo erguido, así como otro cable que parece funcionar como fuente de alimentación. Aún así, la posibilidad de realizar esos movimientos respondiendo a directrices precisas es lo más interesante de este proyecto, ya que la alimentación es un tema solucionable, así como la sujeción. De hecho, ya se estaría hablando de un cercano Method-2 fabricado con fibra de carbono, lo que ayudaría a solucionar problemas de peso y equilibrio.
La idea es que el proyecto final se ponga a la venta a finales de 2017 por un precio nada módico de 7,5 millones de euros al cambio (10.000 millones de wons), un producto pensado, suponemos, para ser comprado por instituciones gubernamentales.
¿Cuáles serían las aplicaciones posibles de este robot? No hay ninguna información oficial al respecto, salvo unas palabras del propio Bulgarov en las que afirma que «está planeado que ayude a restaurar la zona derruida de Fukushima«. Al margen de eso, la imaginación vuela: obviamente podemos asignarle tareas militares, pues el robot tiene manos prensiles que le permitirían usar un arma, pero lo cierto es que su movilidad todavía es reducida y eso le convertiría en un objetivo fácil de derribar.
Donde sí vemos mucha utilidad (y parece más plausible su uso) es en la industria y la construcción: estos robots podrían permitirnos levantar cargas grandes y pesadas con mucha mayor precisión que una grúa y transportarlo fácilmente, aunque sólo a través de tramos cortos. También podrían ayudar a hacer reparaciones eléctricas garantizando seguridad al piloto.
No sabemos si el robot podría soportar el contacto con el agua o cuál sería su resistencia ante ciertas condiciones ambientales, algo que limitaría su uso en el exterior, pero estamos seguros que nadie se va a quedar de brazos cruzados ante la tentación de dar uso a un artefacto como éste. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Cuál creéis que será su función? Recordad que vuestros comentarios son siempre bienvenidos.