Investigadores de Robótica de la Universidad de Cornell (Nueva York) han fabricado una mano que tiene mucho en común con la del ser humano: no sólo puede tocar elementos delicados, sino también detectar la forma y la textura con aquello con lo que entra en contacto. Una mano robótica tan delicada es un paso adelante para seguir avanzando en el campo de la robótica blanda, un tipo de tecnología que ya se utiliza en los almacenes para manipular alimentos u otros productos. Asimismo, también es algo muy prometedor para mejorar prótesis, o para construir robots capaces de interactuar directamente con personas o con objetos frágiles.
Anteriormente este tipo de robots se basaban en el metal, debido a que su capacidad para «sentir» objetos estaba basada en la conductividad eléctrica. Ahora, estos nuevos desarrollos funcionan gracias a la conductividad de la luz. La responsable de este prototipo de mano robótica blanda, Huichan Zhao, ha afirmado que se han integrado sensores tanto en la superficie como en el interior de la mano. Esta ha sido la clave para que esta mano pueda equipararse a la de un humano. Su funcionamiento no es demasiado sencillo de comprender, pero puede resumirse como el viaje de las señales lumínicas a través de unas pequeñas tuberías integradas en los dedos robóticos. De este modo, cuando tocan algo, las tuberías se doblan para conseguir que las señales de luz se distorsionen y emulen la sensación de tacto en la mano.
Los desarrolladores que han trabajado en este prototipo señalan, que este nuevo tipo de manos robóticas basadas en impulsos lumínicos consiguen abaratar la producción de este tipo de robots. Esto quiere decir, que sería posible construir una mano robótica blanda por menos de 50 dólares. Aún así, a esto habría que sumarle el coste de la batería y el tanque de compresión para producir el aire comprimido que controla los dedos robóticos. En cualquier caso, el coste total sería mucho más bajo que el de dispositivos comparables, además en breve podría aplicarse a estos ámbitos de los que hablábamos al principio. Sin ir más lejos, investigadores italianos estarían usando la robótica suave para desarrollar un mejor endoscopio para viajar dentro del cuerpo humano, un brazo blando para ayudar a las personas mayores en la ducha, y modelos físicos de cuerdas vocales y pulmones de bebés prematuros que pueden ser utilizados para entrenar a médicos.
No todo es positivo. Hay que señalar, que los robots blandos necesitan más energía para mantener su forma, comenta Daniela Rus, profesora de ingeniería eléctrica e informática del MIT. Esto es porque mover un brazo de robot suave y mantenerlo en el aire, es decir posicionarlo en un ángulo recto con la mano hacia arriba, requiere de mucha energía para generar y mantener la forma. Otro desafío más claro, es el de llegar a nuevas prótesis blandas que vinculen la mano del robot con un cerebro humano para que pueda ser operado de forma natural. La mano de robot blando de Cornell no tiene una conexión directa con el cerebro todavía, más bien permite a un ordenador percibir lo que una persona podría sentir. El equipo asegura estar buscando colaboradores para que puedan mejorar la mano probándola en humanos.