Los peligros de la realidad virtual. Y no hablamos de cómo nos puede aislar de la sociedad, de cómo afectaría a nuestras relaciones sociales o cómo podría servir de utilidad para los amigos de lo ajeno. No. Hablamos de algo mucho más prosaico y, digamos, terrenal. Hablamos de cómo hacerte daño físico mientras juegas con unas gafas de realidad virtual. De como puedes acabar con un buen hematoma por estar subiendo una montaña que solo existe en el mundo virtual. Y a ti te daba miedo hacer escalada real por lo que pudiera pasar. Pues ahí te ves, comiendo suelo. Si es que ya te lo decía tu madre: lo tuyo es estarte sentadito y dejar los deportes de riesgo para los demás.
Hoy ha aparecido enlazado en la cuenta de Facebook de George Takei (que, si no os suena el nombre, lo podréis haber visto en Star Trek con el papel Hikaru Suku y, recientemente, en The Big Bang Theory) un hilarante vídeo que muestra los peligros de tomarse la realidad virtual demasiado en serio. En él podemos ver a un joven con unas Oculus adosadas a su cabeza, jugando a lo que parece ser una simulación de escalada. Le contemplamos, muy profesionalmente, agarrado a »la montaña», eligiendo sabiamente »los picos», colocando en el aire la pierna para posarse en »la roca» y llevándose, claro está, »el tortazo» del siglo.
Para sacarle todo el jugo al vídeo, sin embargo, hay que fijarse en un pequeño detalle que, en un primer visionado, puede pasar desapercibido: al fondo, a la derecha, dos empleados de Microsoft emergen de un mostrador de información debido al estruendo de la caída para, a continuación, volver a ocultarse tras él. ¿Qué esconden esos trabajadores de Microsoft? ¿Qué traman? ¿Por qué estaban escondidos? ¿Por qué se vuelven a esconder? Eso, lástima, nunca lo sabremos.
Lo que si podemos imaginarnos es el bochorno que pasó este pobre chaval al caerse, delante de todo el mundo, portando unas gafas de realidad virtual que, seamos francos, no le queda bien a nadie. Haced la prueba. La próxima vez que vayáis a casa de vuestros suegros (cena de navidad, por poner un ejemplo cercano en el tiempo) y disponéis de alguna cardboard, dejad que la pruebe. Las risas que os podéis echar viendo como disfruta de un paseo por el Palacio de Versalles o montado en una »montaña rusa» no tiene precio. Eso sí, si se os ocurre grabarle y subirlo a Facebook, yo de ustedes pediría asilo político en un país del extranjero. Un país que estuviese lejos. Más lejos aún.
Os aconsejamos, por favor, que la próxima vez que os pongáis unas gafas de realidad virtual tengáis un poco más de cuidado. Intentad ser conscientes, en todo momento del sitio en el que estáis. Si la probáis en casa mejor que mejor. Sobre todo para no sufrir la humillación que pasó este pobre joven practicando montañismo virtual.