Todas las tecnologías tienen sus peligros. Abusar de ellas puede tener graves consecuencias para cualquiera, pero es que también hay que saber canalizar cómo las usamos. Probablemente el protagonista de esta historia no tuviera la menor idea de que espiar a tu pareja (aunque sea a través del móvil) puede salirte caro. Este no lo ha hecho a través del móvil, pero para el caso es prácticamente lo mismo. O incluso peor. Y es que el hombre llegó a comprarse un dron para espiar a su mujer al salir de casa. Al parecer, alguien le había llamado para indicarle que algo estaba sucediendo con su señora esposa y otro hombre. Al señor no se le cayeron los anillos a la hora de seguirla hasta dos veces con su coche, pero afirma, con toda tranquilidad, que en estas dos ocasiones su mujer no hizo otra cosa que dirigirse a su puesto de trabajo. No contento con ello, se gastó el dinero en un dron y empezó con sus trabajos de espía del tres al cuarto.
La grabación es peor que una retransmisión de Sálvame, porque el hombre se encarga de narrar paso a paso el recorrido de la mujer, a la par que va describiendo la penosa escena. Esta sigue los pasos de la mujer, que anda rápidamente para que nadie la pueda ver, hasta llegar a un aparcamiento alejado de su casa. Es allí donde, según explica el marido, la mujer termina subiendo al coche de un hombre desconocido, con el que aparentemente, ella le es infiel. El propietario del dron no se ahorra los tacos y dice que la mujer ha tirado por la borda 18 años de matrimonio. Desesperado por los celos, el hombre – cuyo nombre de usuario en YouTube se corresponde con el de YAOG – sintió el impulso de comprar el dron y ponerse a indagar sobre lo que hacía s pareja cuando salía de casa. Lo peor de todo es que luego subió la escena narrada por Internet, lo que sin duda atenta contra la intimidad de otra persona y no hace más que añadir patetismo al asunto.
La grabación no tardó en hacerse viral, así que a estas horas medio mundo conoce lo que hace la mujer de este señor en su tiempo libre y de paso, descubre hasta donde pueden llevar los celos. Lamentablemente hay casos que terminan mucho peor, porque parece que hay quien todavía no se ha enterado que las tecnologías no deberían usarse para limitar y vulnerar la intimidad de otras personas. Sin ir más lejos, a principios de este año, un hombre residente en Almería fue condenado por haber espiado a su pareja a través de Cerberus, una aplicación para el móvil que permite acceder a las entrañas de cualquier otro teléfono, siempre que su propietario lo haya consentido. Al parecer, esta mujer no conocía esta circunstancia, hasta que descubrió que incluso después de haber terminado la relación, su expareja seguía metiendo las narices en sus asuntos personales. El delincuente en cuestión se llevó de regalo una multa de 20.000 euros y la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de su ex pareja.
¿Quedará impune el propietario del dron? De momento lo desconocemos, porque la legislación en este sentido todavía es muy laxa, aunque no estaría mal que la mujer emprendiera acciones legales por haber visto vulnerada su intimidad ante el público de Internet. Esperamos, por lo menos, que con la compra del dron el hombre esté entretenido.
¿Señora está le pone los cuernos a un hombre y resulta que el malo es el por celoso y por violar su intimidad?
Muy triste cuando alguien cambia lo que debiera ser imparcialidad por una clara postura feminazi.
Después de leer semejante ‘articulo’ infectado de partidismo y rencor (a saber lo que está señora habrá pasado con sus parejas o falta de ellas para que este pobre diablo apaleado page el pato)me queda claro que jamás volveré a leer algo de la autora de cuyo nombre sinceramente voy a tener problemas en recordar.