El sistema se llama EQ-Radio y funciona mediante la generación de una señal inalámbrica de bajo consumo que es capaz de medir el tiempo que tarda la señal en reflejar otras señales cercanas. El tiempo de reflexión varía en las personas a medida que inhalan y exhalan o cuando su corazón late, con lo que de esta manera el sistema es capaz de reconocer qué son objetos y qué personas.
Una vez que reconoce que es una persona, aprende a medir las frecuencias que hay entre latidos y entre respiraciones, como haría un electrocardiograma tradicional. Estos conjuntos de mediciones permiten al sistema reconocer emociones vinculadas a cambios en ellas, como por ejemplo, la alegría, la tristeza o la ira una vez que se ha entrenado. En los experimentos previos realizados con EQ-radio se ha demostrado que la tasa de precisión es de aproximadamente el 87% en el reconocimiento de las emociones.
Desde la empresa desarrolladora no dejan de insistir en un plan de venta y distribución para su invento, pero no será tan sencillo poder llevar a cabo la venta del mismo, ya que varios factores hacen de barrera. Si bien es cierto que un sistema así podría ser capaz de ayudar en el diagnóstico de problemas de salud como la depresión o los trastornos de ansiedad, e incluso podría ser capaz de ayudar a empresas como productoras de cine, para conocer las reacciones de los usuarios al ver sus películas, también podría darse un mal uso del producto. Por ejemplo, se podría utilizar por delincuentes para poder detectar si hay gente en un casa o si están, por ejemplo, durmiendo.
Pero no es con EQ-radio la primera vez que se detectan emociones de la gente mediante este tipo de mediciones de frecuencia. Ya en la Edad Media, el médico persa Avicena escribió allá por el año 1000 d.C, un diagnóstico de la melancolía muy similar, sintomáticamente hablando, a lo que hoy conocemos como depresión, que realizó mediante la medición del pulso de un paciente.
También en los últimos años, algunas empresas, tanto de reciente creación como otras consolidas como Microsoft o IBM han sacado al mercado un tipo de software que interfiere en el estado de las expresiones faciales, de las palabras e incluso el lenguaje escrito y que se utilizan en estudios de mercado. Estas herramientas de monitorización son clave para las empresas a la hora de conocer su mercado, ya que las reacciones de los consumidores finales condicionan el propio producto. El problema resulta cuando este tipo de herramientas se utilizan sin el consentimiento y conocimiento de los sujetos.
Habrá que esperar la evolución de EQ-Radio para ver si finalmente se integra en el mercado.