Cuando se detecta un problema de salud grave y es necesario un trasplante, el mayor obstáculo para la recuperación es la espera: mientras llega un órgano de un donante compatible, el paciente puede pasar días, semanas o incluso meses viendo cómo su salud se deteriora, e incluso puede llegar a perder la vida en ese tiempo.
La tecnología, por suerte, puede ofrecer una interesante solución a este problema: el estadounidense Stan Larkin, de 25 años de edad, llevaba 17 meses viviendo con un corazón artificial externo que le ha permitido seguir con vida hasta el momento de recibir su trasplante de corazón. Esta hazaña ha sido posible gracias al avanzado dispositivo Syncardia Freedom Portable Driver, que el paciente debe llevar a todas partes en una mochila.
Se trata sin duda de una historia de esperanza que ha causado sensación en Estados Unidos, donde más de 121.000 personas llenan las listas de espera de trasplantes y donde aproximadamente 22 personas mueren cada día por falta de órganos para salvarse.
Una historia de éxito con un corazón artificial
Stan Larkin y su hermano mayor habían sido diagnosticados desde adolescentes con un tipo de cardiomiopatía, una condición que va provocando progresivamente fallos cardiacos. De hecho, en diciembre de 2014, fue necesario remover el corazón de Stan, que se convirtió en el primer paciente de Michigan en utilizar corazón artificial SynCardia Freedom portable Driver. Se trata de un impresionante dispositivo que pesa unos 6 kg y que funciona como sustituto del corazón desde fuera del cuerpo (se transporta en una mochila). En el caso de Stan, el aparato lo ha mantenido con vida los 17 meses de espera hasta conseguir un trasplante.
El otro hermano Larkin también tuvo que depender de un corazón artificial hasta recibir un trasplante, pero su tiempo de espera fue menor y recibió el órgano donado en el año 2015. Stan Larkin, por su parte, tuvo que depender del dispositivo artificial durante 17 meses hasta que pudo por fin recibir el trasplante en mayo de 2016.
Es fácil entender, por tanto, el entusiasmo de la comunidad científica por los detalles de este caso. Jonathan Haft, profesor asociado en la Universidad de Michigan y cirujano cardiaco, fue el responsable de realizar las dos operaciones necesarias para Stan Larkin. Asegura que los médicos sabían la importancia de conseguir un trasplante cardiaco pero había demasiado miedo a que este no llegara a tiempo. Por tanto, se decidió al final apostar por el corazón artificial externo, que ha resultado ser todo un éxito.
Este tipo de tecnología podría abrir las puertas a muchos avances en el futuro, que garantizarían la supervivencia de miles de pacientes mientras esperan la solución definitiva a sus problemas: la ansiada llegada del órgano para un trasplante.
Los médicos se sienten entusiasmados con esta idea y también han agradecido a Stan Labrik que haya dado a conocer su caso para concienciar sobre la importancia de la donación de órganos para salvar vidas.