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Instagram se ha convertido en la red social de archivos de imágenes más importante en los últimos años, y uno de sus temas estrella es: la comida. Nada puede arruinar más el recuerdo de una comida deliciosa que una foto mal tomada; podemos pasar de querer compartir la imagen de esa rica tarta de zanahoria que hemos tomado en un café parisino a terminar compartiendo la de unas gachas viscosas. Vamos a daros cinco consejos infalibles para que vuestras fotos de comida parezcan las del mismí­simo Jamie Oliver.

Prepara la escena

Imaginad por un momento los tí­picos selfies en el baño de chicas guapí­simas con la taza del WC abierta detrás y el papel higiénico como atrezzo, nos da risa ¿verdad? Pues lo mismo pasa cuando le haces una foto a un plato de comida con la servilleta de papel arrugada al lado y la mesa llena de migas de pan. Ordena la escena, coloca los elementos y sobre todo: limpia el recipiente. Una fotografí­a de un plato sucio o chorreante no es atractiva, si queremos hacer unas fotos gastronómicamente sugerentes es muy importante que cuidemos esos detalles.

Iluminación

Sin duda alguna la mejor iluminación para la comida es la luz natural. Si estamos en casa, en un restaurante o en una terraza, es preferible que tomemos las fotos con luz natural, nada de flash, éste arruina las texturas y modifica los colores. Si por algún motivo no tenemos opción de luz natural podremos arreglarlo con alguna aplicación de edición de fotos. Os recomendamos “Foodie”, una app de reciente creación que mejora notablemente el aspecto de nuestros platos, y que puedes conseguir gratis para iOS y Android.

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Fotografí­a la comida recién cocinada

Un trozo de pizza reseca no es apetecible ¿verdad? ¿Entonces por qué fotografiamos la comida seca o mordisqueada? Tenemos que intentar disparar la foto tan pronto como el plato llegue a la mesa si estamos en un restaurante o en casa de alguien, si estamos en  nuestra casa tenemos la opción de calentar un poco el plato en el microondas (si es un plato caliente claro) o de añadir un poquito de aceite para darle ese toque de recién hecho y jugoso que lo hará apetecible al sentido de la vista.

 La comida es la protagonista.

Si quieres ser un buen “foodgramer” (término utilizado para referirse a los usuarios que suben fotos guays de comida en Instagram) recuerda que el protagonismo ya no lo tienes tú, ni tus pies, ni tu gato, la estrella de las fotos debe de ser la comida. Céntrate en fotografiarla, no añadas demasiado atrezzo y sobre todo, que no salga nadie comiéndosela.

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Sí­ a los filtros, pero con medida

Podemos utilizar aplicaciones de edición de fotos, por supuesto, pero con cabeza. No podemos añadirle tantos filtros a una foto de comida, ni subirle tanto la saturación haciendo que tenga colores fuera de la naturalidad, porque al final acabará pareciendo la comida Peter Pan en la pelí­cula “Hook”.

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