batera plantas

¿Os imagináis poder cargar el móvil o disponer de electricidad con plantas o jardineras? Esta idea es la que ha llevado a tres jóvenes estudiantes andaluces ha desarrollar una baterí­a biológica que aprovecharí­a los residuos de la fotosí­ntesis para generar electricidad. Como sabréis, la fotosí­ntesis es uno de los procesos fundamentales para que exista la vida en nuestro planeta. Sin la capacidad de las plantas ( gracias a la luz del sol ) de convertir la materia inorgánica en compuestos orgánicos ricos en energí­a, estar escribiendo estas letras y vosotros leyéndolas serí­a imposible en estos momentos.

La nueva baterí­a biológica, que ha sido bautizada como Bios, contiene microorganismos que son capaces de romper las moléculas de metabolitos que la planta no usa, con el principal objetivo de transformarlos en energí­a. Como ha comentado uno de sus creadores, Pablo Vidarte, estudiante de ingenierí­a multimedia de la Universidad Ramón Llull, «sirve para obtener electricidad a partir de la fotosí­ntesis». De momento se trata solo de una ambiciosa idea, que verá la luz el próximo mes de abril a través de la plataforma de crowdfunding Indiegogo.

batera plantas

A partir del mes que viene, por 100 euros, los encargados de este proyecto conseguirán una maceta capacitada para cargar el móvil dos o tres veces al dí­a, una vez que la planta haya crecido. Vidarte ha señalado que este prototipo inicial es una toma de contacto para tener mayor visibilidad y conseguir atraer a los primeros clientes. En el caso de que la maceta-cargador logre funcionar, los tres estudiantes de ingenierí­a se pondrán manos a la obra para fabricar paneles de un metro cuadrado para el jardí­n. Vidarte asegura que cada uno de ellos generará una potencia de entre tres y cuarenta vatios. Como ha explicado, dar energí­a a una casa entera requerirí­a un terreno de cien metros cuadrados, pero este área podrí­a reducirse a quince metros si en lugar de plantas altas se usaran árboles.

Lo positivo, tal y como ha comentado el andaluz, es que, aunque la eficacia de los paneles no superarí­a a la de los sus homólogos solares, producirí­an electricidad a una potencia constante durante todo el dí­a. Además, la instalación serí­a bastante más económica. Si el montaje con paneles solares cuesta entre 10.000 y 20.000 euros (se amortiza entre diez a veinte años), el valor de cada placa bio de un metro cuadrado serí­a de 300 euros. Esto significa que los diez que necesitarí­a un hogar saldrí­an por 3.000 euros, lo que se amortizarí­a en cuatro años y medio.

A pesar de que los paneles han sido ideados para zonas ajardinadas de casas particulares, también podrí­an aprovecharse en agricultura y para sacar provecho a los tejados verdes de los edificios. Eso sí­, el hecho de colocarlos bajo tierra harí­a que fuera necesario plantar desde cero para instalarlos, por lo que aquellas casas que ya tengan todo el jardí­n montado no podrí­an beneficiarse de esta futura alternativa. Los tres estudiantes, que presentaron su proyecto durante el pasado Mobile World Congress, ya han llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallés para que les financie las pruebas en las zonas verdes de esta localidad.

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