La moda de los selfies ha llegado para quedarse. Las autofotos inundan las redes sociales y son casi prueba imprescindible para poder decir aquello de «yo estuve allí». Algunos llevan la afición a tal punto que empieza a convertirse en obsesión, pero también los hay que se juegan el tipo por salir guapos en la foto, algunos incluso han acabado en la cárcel. La revista online Mashable ha publicado los peores selfies de 2015, de los cuales hemos seleccionado los más impactantes, pero además hemos añadido otros de nuestra propia cosecha y que nos tocan más de cerca. No te pierdas los peores diez selfies de 2015.
Lo de hacerse selfies en el baño está muy visto y además no es nada emocionante. Eso debió pensar este estudiante de ingeniería en su última visita a Nueva York. Trepó por la estructura del puente de Brooklyn y consiguió sacar su palo de selfie para inmortalizar el momento. La fiesta se terminó cuando la policía le detuvo.
Vale, esto no es un selfie, pero la imagen es digna de mención. Ya hemos visto más de una vez como el fondo estropea el mejor selfie, pero no es lo mismo que se vea un montón de ropa sucia a que tu hija pequeña sea la fotógrafa de tus selfies más sexys.
Acabas de salir de la cárcel y no se te ocurre otra cosa que robar un banco, no muy inteligente ¿verdad? Pero esto no es lo peor, después del robo, John Morgan, natural de Ohio, se sacó varios selfies y colgó las imágenes del botín en su perfil de Facebook. Al final volvió a la cárcel antes de lo previsto.
Hacerte selfies con los amigos está bien, pero cuidado si tu amigo es un león marino. A este espécimen no le hizo mucha gracia que le sacaran una foto.
http://youtu.be/2OrnISO_lhc
Los palos de selfie se han convertido en uno de los regalos predilectos en Navidad, pero cuidado con usarlo cuando vas en coche. Este grupo de jóvenes se lo estaba pasando de muerte hasta que el coche se salió de la carretera. Afortunadamente no hubo heridos.
Hace apenas unos días, la policía de Queensland observaba atónita como un motorista se sacaba un selfie mientras conducía -todo después de infringir varias normas de tráfico. La broma le va a costar 706 dólares (643 euros).
Sucedió el pasado mes de agosto en México. Esta estudiante de medicina en prácticas estaba de guardia (suponemos que muy aburrida) cuando decidió pasar el rato haciéndose un selfie con una paciente que según sus propias palabras estaba «agonizando». ¿Quién dijo tacto?
Siguiendo en la misma línea, la cantante pakistaní Komal Rizvi se tomó un selfie con Abdul Sattar Edhi, un conocido filántropo y activista social, cuando este se encontraba muy enfermo en el hospital. Otro caso en el que la sensibilidad brilla por su ausencia.
En España, los selfies también provocan polémicas. El periodista Carlos Herrera le ha cogido el gusto a esto de sacarse selfies con los invitados de su programa. En la imagen sobre estas líneas le vemos junto al Presidente del Gobierno. Todo parece estar dentro de lo normal hasta que nos fijamos en la pantalla del portátil, donde aparece la, por desgracia conocida, imagen del niño ahogado en las playas de Turquía.
Y para cerrar, otra de Herrera. El afán de protagonismo de este periodista no conoce límites y también le pareció que la sala Bataclán, donde terroristas de ISIS habían perpetrado una matanza apenas horas antes, era un buen escenario el escenario para sacarse un selfie. Tampoco anda sobrado de tacto.
