Querido amigo nacido en la época de la fotografí­a digital”¦ déjame que te explique que esto no siempre ha sido así­. No. Hubo una época que vivieron tus padres y hasta tu tí­o el modernete en la que las fotos se revelaban en papel. Sí­, como lo lees.

Y no se guardaban en una memoria ni en un disco duro interno. No. Las fotos quedaban impregnadas en un papel de color marrón llamado carrete. Ay. Qué tiempos.

No vamos a ir a la Prehistoria. Cuando las cámaras tení­an 4 patas y los fotógrafos se metí­an debajo de una cortinilla. No. Nos quedaremos en los años 70, 80 y hasta 90. Cuando prácticamente en cada casa habí­a una cámara fotográfica.

Pero una cámara que llevaba un carrete en su interior. Una pelí­cula de color marrón sobre la que quedaban impregnadas las fotos. En las cámaras no habí­a posibilidad de ver las fotos una vez hechas. Tampoco se podí­an borrar. Lo que hubiera quedado grabado en el carrete era para siempre.

Y para sacar las fotos de ahí­ sólo habí­a una manera. Se tení­an que llevar a una tienda, que a su vez revelaba las fotos en un laboratorio oscuro. El resultado, claro está, se entregaba en papel. Nada de ficheros ni archivos digitales.

Eran los tiempos de marcas como Polaroid, Fujifilm o Kodak. Sin ir más lejos, esta última vendí­a el 90% de los carretes fotográficos en 1976 en Estados Unidos. ¿Quién le iba a decir que acabarí­a en bancarrota hace sólo tres años?

Y todo porque esta empresa no se supo adaptar a la llegada de la fotografí­a digital. Pero esto es otra historia que contaremos en otra ocasión.

Haz clic en el ví­deo de arriba para ver el reportaje y la encuesta de calle con las anécdotas y recuerdos de la gente.

carrete

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