El diseño es un punto muy importante en un smartphone, pero tanto usuarios como fabricantes le dan importancia en menor o mayor medida. No nos referimos sólo a la apariencia de un producto a nivel estético, sino también a la funcionalidad que ofrecen aspectos como el peso, las formas y también los materiales. Un smartphone es un equipo que llevamos siempre encima, y por tanto está expuesto a más peligros que un ordenador que siempre está en nuestro escritorio. Muchos fabricantes como Sony, Huawei o Apple recurren al metal para reforzar la estructura de sus productos, mientras que otros como HTC hacen del metal en material principal, como sucede en el HTC One M8. Materiales premium, así es como muchos usuarios se refieren al uso del metal o el cristal resistente en dispositivos móviles, mientras que el plástico es un material menos interesante. Samsung siempre ha apostado por el plástico para sus productos, pero hace unos días lanzaron el Samsung Galaxy Alpha con marco metálico en respuesta a este creciente interés por smartphones con materiales más resistentes. Sin embargo, el Samsung Galaxy Alpha no es el primer smartphone de los coreanos en estar realizado en metal.
Si nos fijamos en la gama Galaxy más reciente no encontraremos ningún modelo con metal en su construcción. La marca coreana ha hecho del plástico su solución recurrente para el diseño de sus productos y no es de extrañar. El plástico es uno de los materiales más versátiles que hay; se puede moldear con cualquier forma, conseguir láminas muy finas, darle distintos acabados superficiales y añadir cualquier color. Sin embargo, el catálogo de la marca ya contaba con un modelo con cuerpo de metal: el Samsung Wave. Puede que no te suene ya que la gama Wave pertenece a la etapa en la que Bada era el sistema operativo de cabecera de Samsung. Los buque insignia en esta época también tenían metal, de hecho bastante más del que encontramos en el Samsung Galaxy Alpha.
Samsung ha apostado por un diseño que combina la resistencia del metal con la versatilidad del plástico. El terminal cuenta con un marco metálico con acabado cromado y los bordes achaflanados, un detalle que nos recuerda bastante a los últimos iPhone. La carcasa trasera sigue siendo de plástico, ayudando a aligerar el conjunto y consiguiendo un peso de tan sólo 115 gramos, que se dice pronto. La tapa trasera no es extraíble, otro detalle que han cambiado ya que la mayoría de modelos de la marca nos permiten abrir la trasera para cambiar la batería. Tampoco tiene ranura para tarjetas de memoria MicroSD. El Samsung Galaxy Alpha es un buen ejemplo de que todos los materiales tienen propiedades interesantes y no es necesario ni apostarlo todo al plástico, ni todo al metal. Sin embargo, al contrario de lo que se afirma en los últimos días, el Galaxy Alpha no es el primer teléfono de metal que hace Samsung.