Coches automatizados de Volvo

Hace tan solamente algunos dí­as, Google dio a conocer que sus coches automatizados ya eran capaces de circular por una gran ciudad de forma completamente automatizada (es decir, sin la intervención de ninguna persona). Esta vez hemos conocido que la marca sueca Volvo también ha decidido comenzar a poner a prueba en un entorno real sus coches automatizados pertenecientes al programa «Drive me«. La idea es que para el año 2017 haya 100 coches automatizados de Volvo circulando sin la intervención del conductor por calles y carreteras europeas.

A dí­a de hoy, estos coches sin conductor de Volvo ya son capaces de circular por una carretera respetando su carril y adaptando su velocidad a la fluidez del tráfico. Este nuevo proyecto engloba una primera fase en la que solamente habrá unos pocos coches circulando por las calles suecas, pero a medida que la tecnologí­a de estos vehí­culos vaya perfeccionándose, el proyecto irá creciendo hasta llegar a la cifra de los 100 coches automatizados.

El gran reto que tiene por delante Volvo es conseguir que sus coches sean capaces de reaccionar ante el imprevisible -y muchas veces errático- ser humano al volante. De nada sirve que estos coches sean capaces de reconocer los intermitentes de otro vehí­culo si el conductor decide no utilizarlos para cambiarse de carril. Lo mismo ocurre con los frenazos repentinos y con cualquier otra circunstancia muy habitual en las carreteras.

Coches automatizados de Volvo

Dejando a un lado esta noticia, resulta imposible negar que los coches automatizados serán una realidad de aquí­ a muy pocos años. Viendo el avance que está teniendo esta tecnologí­a, lo más probable es que el verdadero problema de los coches automatizados no sea ni la informática ni la falta de inversión, sino la burocracia. Las leyes de circulación requieren una modificación completa para adaptarse a esta nueva tecnologí­a, pero… ¿quién serí­a el responsable de un accidente en un coche automatizado? ¿Qué ocurrirí­a si uno de estos coches sufriera un error que provocara un accidente o un atropello? ¿Habrí­a que mandar a la cárcel al ingeniero que lo diseñó o al conductor que no tomó los mandos del coche a tiempo, aún siendo completamente ajeno a la responsabilidad del accidente?

Además de la burocracia, otro de los problemas con los que probablemente se encontrará esta tecnologí­a son los profesionales cuyo puesto de trabajo podrí­a peligrar con la llegada de los coches automatizados. Camioneros, taxistas, repartidores… a dí­a de hoy parece inverosí­mil e incluso casi sacado de pelí­cula, pero probablemente el tiempo demostrará que las escenas de las pelí­culas futuristas de los años ochenta con taxis conducidos por un robot no están tan alejadas de la realidad.

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