Canon ha decidido renovar su catálogo y presenta la segunda versión de una de sus cámaras más novedosas, la GX1. En pleno furor por las cámaras compactas de lentes intercambiables, los japoneses se arriesgan con una máquina de lente fija, sensor grande y altas prestaciones, un verdadero rara avis en el mercado de hoy en día.
Lo más llamativo de esta cámara sigue siendo el tamaño del sensor, un CMOS (tipo 1,5) de 13 megapíxeles efectivos. Es una elección arriesgada, porque el número de píxeles es bajo y puede echar para atrás a algunos consumidores, teniendo el cuenta el precio de esta cámara. Sin embargo, la decisión de contar con relativamente poca resolución en un sensor grande tiene efectos muy positivos. Al contar con celdas de mayor tamaño, la aparición de ruido de imagen en sensibilidades altas (hasta 12800 ISO) es muy reducida. A esto contribuye también la inclusión de uno de los procesadores de imagen más avanzados de la marca, el DIGIC 6.
La óptica es fija, y tiene un recorrido focal de 24-120 mm, o lo que es lo mismo, un zoom de cinco aumentos. Lo más relevante de esta lente es su luminosidad, con una apertura máxima de f/2.0 y 3.9 para el tiro más largo de zoom. Esto unido a la sensibilidad del sensor consigue que encontremos suficiente luz en situaciones bastante complicadas, como atardeceres e incluso en interiores.
Alrededor del objetivo encontramos dos anillos de control manual. No tienen tareas fijas, sino que se les puede asignar a cada uno la que deseemos. Esta característica la distancia también de las cámaras compactas más sencillas, dotándola de un mejor control por parte del fotógrafo.
El diseño de la cámara es peculiar. Es relativamente voluminosa si la comparamos con muchas cámaras compactas de gama inferior, pero esto parece bastante lógico teniendo en cuanta el tamaño del sensor que alberga. Está construida en aluminio, por lo que el peso no se resiente demasiado. Por otra parte gracias a este volumen mayor y el grip de la parte derecha resulta más sencilla de sostener entre las manos.
En la parte trasera encontramos una pantalla táctil capacitiva de tres pulgadas de diagonal y más de un millón de píxeles de resolución. La pantalla ofrece un espectro de color idéntico al de las capturas, por lo que las imágenes que vemos se parecen mucho más a la foto final de lo que estamos acostumbrados. También los vídeos, que se pueden grabar en calidad Full HD (1.920 x 1.080) a 30 cuadros por segundo.
La Canon GX1 Mark II cuenta con conectividad WiFi integrada. Gracias a ella podemos compartir las fotos en redes sociales o subirlas a la nube sin necesidad de cables. Pero la parte más interesante de esta función es la que logramos gracias a las aplicaciones para móviles y tabletas. Con ellas podemos controlar la cámara a través del smartphone, cambiado los parámetros de la toma o utilizando la conexión a Internet del teléfono para compartir las fotos en cualquier parte.
Esta compacta tiene poco de cámara para principiantes, y está más bien pensada como una alternativa ligera a las DSLR para profesionales o una cámara principal para aficionados entusiastas. El precio es de 900 euros, y su llegada a las tiendas está prevista para el próximo mes de mayo.