Chrome

Basta con echar la vista atrás para saber que muchos navegadores, como los seres vivos, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Netscape dio paso a Mozilla, que creció y creció y engendró un proyecto que aspiraba a ser un navegador igual de completo, pero mucho más ligero: Firebird, que terminarí­a llamándose Firefox por problemas relacionados con el uso del nombre original. Con el paso de los años, Firefox también creció, aumentó sus funciones y con ellas lo hizo el uso de memoria y procesador. A lo grande.

Ahora que Chrome es el navegador más ligero, con permiso de Opera, sigue la misma tendencia. Ocupa más memoria, sobre todo, si eres dado a instalar extensiones. Ya sabes, esas pequeñas apps para el navegador que te permiten acceder a funciones que no vienen de serie. ¿O no son tan pequeñas?

En opinión de Google, algunos desarrolladores han perdido el norte a la hora de ponerse a codificar estas extensiones y están haciéndolas demasiado complejas y, por tanto, ralentizando el uso del navegador. Pero, ¿qué es una navegación lenta y un uso de memoria desmedido, al lado de la posibilidad de tener un poderoso botón que comparta la página abierta en 17 redes sociales?

Google piensa que lo importante en el navegador que desarrolla es que sea rápido y proporcione una buena experiencia de navegación, así­ que ha decidido endurecer las condiciones para publicar extensiones en la biblioteca oficial de Chrome. Erik Kay, director de ingenierí­a de Chrome, asegura que siempre han intentado que las extensiones sirviesen sólo para llevar a cabo una función, pero los desarrolladores han producido extensiones grandes y complejas.

Chrome

Así­, «esas extensiones para varios propósitos pueden saturar el interfaz de tu navegador y ralentizar la navegación, a veces de forma notable. Estamos haciendo este cambio en las normas para corregir estos problemas y dar a los usuarios más control sobre su experiencia de navegación», asegura Erik Kay.

El cambio en las polí­ticas de publicación de extensiones no afectará a las que ya están publicadas, sólo las nuevas tendrán que cuidar mejor el ser algo más estrictas con aquello que puede afectar al rendimiento. No desde el punto de vista técnico, ya que Google no revisa el código para ver lo bien optimizado que está y tirar de las orejas a los programadores descuidados, pero sí­ que controlará condiciones tales como que la extensión sólo sirva para una tarea.

Google es muy consciente de que, a la hora de navegar, la velocidad es fundamental. Si la navegación es demasiado lenta en un sitio, el usuario se irá a otro equivalente. Y con los navegadores sucede lo mismo. Si el uso de Chrome se vuelve pesado muchos usuarios, en vez de desinstalar extensiones, se buscarán una alternativa.

Claro que, si de verdad pretenden que su navegador ofrezca una experiencia rápida, además de las extensiones podrí­an mirar hacia los plugin. Algunos tan populares como el de Adobe Flash, consumen tantos recursos que hay extensiones que bloquean su uso salvo en aquellos elementos que el usuario active. Y la mayorí­a de navegadores actuales pueden utilizar HTML5 incluso para reproducir ví­deos, por lo que parece que Flash está condenado a desaparecer… cuando alguien fuerce que los millones de sitios que lo utilizan tengan que actualizarse con algo mejor y que no se coma los recursos del equipo.

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