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Parece que Google ha dado un paso más hacia el conocimiento total de nuestros pasos. Hasta ahora, sabí­amos que Google, si usas sus apps o estás autenticado en su sistema desde el ordenador, sabí­a mucho, muchí­simo de lo que hací­amos en Internet. Ahora se ha sabido que hace tiempo que están acumulando datos e instalando elementos para captar nuestros movimientos en sus dispositivos móviles. Para algunos vendedores es una gran noticia, como verás a continuación. Para los usuarios, para ti y para mi es como para asustarse. Y mucho.

Se ha filtrado la existencia de un programa actualmente en pruebas mediante el que Google emplea los datos de ubicación que capta a través del smartphone que llevas encima para saber si estás visitando una tienda. Si es así­, busca si hay relaciones entre las búsquedas realizadas desde ese móvil y el comercio en el que te encuentras para conocer la efectividad de sus sistemas de publicidad móvil.

Para entender las implicaciones de este programa, es conveniente volver un paso atrás y compararlo con lo que hace Google ahora. Con el mecanismo actual si un negocio compra posicionamiento en Google, cuando los usuarios introduzcan los términos de búsqueda asociados, el sistema devuelve los enlaces a las empresas que han pagado por esas asociaciones. Si el negocio es una tienda virtual, se puede determinar que la búsqueda llevó a un resultado y que ese resultado llevó a la tienda. Se cierra el cí­rculo, por así­ decirlo.

En cambio, si el negocio es fí­sico, «brick and mortar» como dicen los anglosajones, de «ladrillo y cemento», el rastro digital se pierde. Obviamente si una empresa con tiendas fí­sicas invierte en publicidad de Google y tiene muy buenas ventas, aunque no pueda atribuí­rselas claramente a Google, seguramente a la directiva de esa empresa le parecerá todo muy bien. Pero si las ventas no son para tirar cohetes, como desgraciadamente le está pasando a tantos negocios, y la inversión en publicidad digital es significativa, los argumentos que puede esgrimir Google a favor de su efectividad se deshacen como un azucarillo ¡aunque Google fuera el responsable del 100% de las ventas! Porque no puede demostrarlo.

Bueno, hasta hoy realmente no podí­a. Ahora, si sigue adelante este programa y los ingenieros de Google consiguen extender sus posibilidades a todo el mundo, entonces si podrá vincular las búsquedas online a las acciones en el mundo real. No sé a ti, pero a mi esto no me hace ninguna gracia. Por más que, como es de esperar, le añadan todo tipo de limitaciones a los datos que cruzan y demás. La sola idea de llevar encima un dispositivo que está captando todo el rato mi posición para emplearla como arma de ventas o quién sabe qué mas no me gusta nada.

Google maps

Llevar contigo un dispositivo que te geoposicione y esté conectado a la red constantemente tiene muchas ventajas. En caso de emergencia puede marcar la diferencia para que uno mismo o las personas que tú quieras tengan información vital. O servir para guiarte en una zona que no conozcas ubicándote rápidamente con mapas e indicaciones.

Afortunadamente que nuestros smartphones nos ubiquen geográficamente no sucede sin nuestro consentimiento, tienes que haberlo activado. Además, para que Google sepa (y almacene) tu ubicación, si tienes un iPhone, debe estar activa una app de Google, aunque sea en segundo plano. Si tienes un Android, basta con que actives el posicionamiento, el seguimiento de los datos está, por lo que parece, entretejido por todo el sistema operativo.

Pero, como comentaba un poco antes, las ventajas que tiene para un usuario el disponer de estas capacidades hacen que lo tengamos activado. Y lo tenemos activado porque no es nada evidente que, al activar el posicionamiento GPS, se esté activando todo lo demás.

No sé si te suena este planteamiento. Voy a trasladarlo a la primera gran jugada de Google: «te doy un webmal potente, bonito y con muchas caracterí­sticas interesantes que no tienen los sistemas actuales. Además, es gratuito. Úsalo y disfruta de sus ventajas». Eso llevaba aparejado que le estabas abriendo la posibilidad a Google de saberlo (casi) todo sobre ti: qué compras, qué lees, con quién te relacionas, etc. Y por eso la publicidad y las sugerencias del buscador de Google se adaptan tan bien a tus gustos.

Y, llegado a un punto, ¿podrí­as dejar de usar ese servicio tan cómodo que es Gmail sólo porque recopilan datos sobre ti? La mayorí­a de la gente no se lo piensa, sigue en Google. Pero no es gratuito, te están cobrando a través de la información que les das, que para ellos, al juntarla con la de millones y millones de otros usuarios, se convierte en algo muy valioso. También conviene recordar que nos atrajeron a Gmail enseñándonos todo lo bueno y llamativo que tení­a y tiene. Pero no éramos nada conscientes de todo lo que le í­bamos a dar a Google.

Lo mismo pasa aquí­. Google ha conseguido que Android sea el sistema operativo de tablets y smartphones más extendido del mundo. Y lo ha hecho aparentemente gratis o casi gratis. En un acto de bondad sin parangón… ¿o no?

Bueno, ahora Google tiene el control sobre una gran parte de los dispositivos móviles que se emplean en todo el mundo. Y parece que están aprovechando ese control para optimizar las búsquedas y su negocio. Todo legal, todo correcto. El problema está en que cada uno de los individuos que le cede datos sobre las búsquedas que hace, sobre lo que le interesa y, ahora, sobre su deambular por el mundo real, no parece que sea muy consciente de que lo está haciendo. Y eso, al menos a mi, no me gusta nada. Pero nada de nada.

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