Line

Hace no demasiado tiempo, un servicio de mensajerí­a instantáneo llamado Line comenzó a ganar popularidad en un mercado, hasta entonces, dominado en exclusiva por Whatsapp. Y a dí­a de hoy, se podrí­a decir que Whatsapp es a la mensajerí­a instantánea lo que Vettel al mundial de Formula-1. Sin embargo, con un lider indiscutible de la clasificación (al menos de momento), la emoción se concentra en ver qué alternativas ocuparán la segunda, tercera y sucesivas posiciones. Y en este punto, las cosas no están tan claras. Lo único en lo que parece coincidir todo el mundo es en que, en este momento, hay una oferta de servicios de este tipo, sin duda superior a la demanda de los mismos: WeChat, KakaoTalk, Kik, Blackberry Messenger (multiplataforma desde hace unas semanas), etcétera. Mucho arroz para tan poco pollo. Esto, sin duda, apunta a que sólo los que consigan prevalecer en las primeras posiciones tienen posibilidades de sobrevivir. Y tampoco eso es suficiente: de nada sirve ser el primero, si la rentabilidad del negocio no asoma por ninguna parte. Y esto es, quizá, más difí­cil incluso que lo anterior, por lo que no es de extrañar que muchas de estas empresas estén trabajando activamente en definir sus planes a medio y largo plazo, con el fin de asegurar su supervivencia en un mercado tan complicado. Y a este respecto, según el diario argentino La Nación, Line quiere dejar la mensajerí­a instantánea. O, al menos, que su viabilidad no se sostenga exclusivamente en dicho servicio.

Una de las grandes innovaciones de Line con respecto a Whatsapp, es que mientras que éste cobra a sus usuarios por emplear el servicio (o al menos lo intenta, pese a la feroz resistencia de muchos a pagar algo menos de un euro por un año de servicio), es que el servicio de origen asiático es totalmente gratuito, y se financia a través de los llamados stickers, unos iconos de gran tamaño que se pueden emplear en las conversaciones, así­ como otros elementos que se pueden comprar in-app (dentro de las propias apps) del ecosistema de aplicaciones (entre ellas juegos) que ofrece ahora la empresa. Otra gran diferencia es que mientras que Whatsapp se limita al formato de app (sólo está disponible para smartphones), Line está disponible también para ordenadores de sobremesa (tanto Windows como Mac), además de para Android, iOS, Windows Phone y Blackberry. Y, la integración de juegos para varias personas, grupos, perfiles sociales de celebridades y demás, van haciendo que, poco a poco, Line pase de ser un servicio de mensajerí­a a una red social.

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Esto hace comprensible el reciente interés, por parte de Facebook, en saber la razón por la que muchos de sus usuarios prefieren emplear otros servicios (principalmente Whatsapp, pero también Line) en sus dispositivos móviles, antes que Facebook Messenger, que también está disponible para smartphones. La red social de Zuckerberg, que triunfa sin duda en ordenadores, no ha conseguido el mismo í­ndice de penetración en plataformas móviles, cuyo volumen es creciente, mientras que el de sobremesas mengua mes tras mes. ¿Está Line siguiendo el camino inverso al de Facebook? Quizá esa sea la estrategia de la empresa. Eso explicarí­a porque Line pretende dejar la mensajerí­a instantánea, y convertirse en un servicio social y de ocio mucho más completo. Y, con la ventaja adicional de haber conseguido un significativo volumen de ingresos con su modelo de negocio. Desde ese punto de vista, quizá no sea Whatsapp, sino Facebook, quien deba observar con mucha, muchí­sima atención, los próximos pasos de Line. Aunque Whatsapp tampoco debe descuidarse, la verdad.

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