Uno de los secretos a voces que ha recorrido la industria del hardware son las dudas que ha despertado Windows RT desde su lanzamiento. En los últimos meses, sin embargo, las dudas han dado paso a críticas más o menos abiertas hacia la versión del sistema operativo de Microsoft para tabletas con procesadores ARM, los utilizados en los dispositivos Android (entre otros muchos).
El paso dado por Asus es sintomático: dejarán de producir dispositivos con Windows RT porque han perdido dinero con ellos y porque consideran el sistema operativo un fracaso. Así lo ha expresado Jerry Shen, CEO de Asustek, quién ha aclarado que «No es sólo nuestra opinión, el sentimiento de la industria es también que Windows RT no ha sido un éxito». Se podría decir que Shen ha dado voz a la opinión de la industria o, al menos, que le ha dado voz públicamente, porque no son pocas las marcas que critican esta versión del sistema de Microsoft de forma privada.
Asus presentó una versión con Windows RT de su híbrido (tablet convertible en portátil mediante la conexión de un módulo de teclado) Vivo Tab, el Asus Vivo Tab RT. A pesar de estar disponible en tres versiones, wifi, 3G y LTE, no parece que haya despertado el interés de muchos de sus usuarios, por lo que será el último de su especie.
Queda por ver si otros fabricantes mantienen su confianza en la compañía liderada por Ballmer o también se bajan del carro de Windows RT: otros fabricantes como Dell presentaron sus productos con esta tecnología y está por ver si continúan apostando por ella o terminan por darle la razón a Shen y a su homólogo en Acer, J.T. Wang, que lleva tiempo manifestando sus dudas acerca de Windows RT.
Microsoft, por su parte, no parece dispuesta a dar por muerto Windows RT antes de tiempo. Nvidia ha confirmado que colabora con Microsoft en la creación de una nueva versión del Surface RT, con la que esperan obtener mejor rendimiento gracias a los procesadores Tegra 4.
Sin embargo, no parece que el procesador sea el origen del problema. Por una parte están las expectativas de los usuarios, a los que decepciona no disponer de las mimas posibilidades que en la versión para procesadores x86 (Intel y compatibles) en algo que «parece» un Windows 8 completo. Por otro lado, se ha hablado mucho de que Windows RT vendría a llenar un hueco que Microsoft aspiraba a cubrir con la versión estándar de Windows 8 y procesadores Intel Atom. Sin embargo, la gama de bajo consumo de Intel no ha alcanzado un equilibrio entre rendimiento y autonomía que le permita competir con los dispositivos Android en movilidad sin renunciar a nada de lo que ofrece un PC.
Windows RT sería, por tanto, un puente diseñado para cubrir un hueco en el mercado hasta ofrecer otras soluciones más competitivas basadas en Intel. Sin embargo, ha demostrado poca solidez y parece haber más interés por los tablets con procesador Atom y Windows 8, ya que, a pesar de que su rendimiento no es tan elevado como el de un PC de gama baja, sí que disponen de todo el software desarrollado para PCs convencionales a un precio competitivo.
Si, como parece, los fabricantes son los primeros en echar un puñado de tierra sobre RT y fuerzan que Microsoft lo entierre prematuramente, podrían estar haciendo a la compañía de Redmond un favor: el de obligarles a centrarse en un producto unificado que lleve la misma experiencia a todos los dispositivos sin volver locos a los usuarios (cuya única limitación dependerá del rendimiento del equipo elegido) ni a los desarrolladores (que no tendrán que desarrollar una versión a medio camino entre la de escritorio y la diseñada para móviles). Microsoft ha hecho una apuesta valiente repensando su producto clave para el futuro y, en esa propuesta, ha tenido grandes aciertos. Windows RT no ha sido uno de ellos.